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Brian y Roger me habían dejado a mí la gran tarea de buscarles un bajista, aunque ellos también lo hacían. Estaba trabajando en la tienda de discos, de hecho era de la familia. Mi hermana mayor también trabaja aquí, aunque ya estaba apunto de casarse, así que casi toda la responsabilidad caería en mí.

—Tenemos que contratar a algunas personas, Jenny —le decia mientras acomodábamos discos que nos llegaron—. Yo no podre hacerlo sola.

—Ya lo sé, ________________ —suspiro—. Prometo que mañana pondré un cartel.

Asentí con la cabeza. Desde que nuestros padres murieron la tienda era de nosotras dos y bueno, a Jenny le daba miedo meter a alguien que no fuera de la familia.

Seguía acomodando los discos hasta que vi a un chico castaño claro, más alto que yo, mirando el bajo que teníamos junto a los demás instrumentos. Me acerque a él y me sonrió tímidamente.

—¿Sabes tocarlo? —pregunté, haciendo que sus mejillas se tornaran un poco rosas, supongo que no creyó que le hablara.

—Tal vez —sonrió de lado un poco tímido—. ¿Puedo? —a punto al bajo y asentí con la cabeza. Él empezó a tocarlo y sonreí, creo que ya había encontrado nuevo bajista a la banda.

***

Estaba hablando con Brian y Roger sobre el bajista, ellos no estaban seguro o no sé, pero les dije que fuera a la tienda de disco, que ahí podrían conocer a John Deacon.

John estaba algo nervioso. Cuando le conte sobre unirse a una banda parecía dudarlo, pero facinarle la idea al mismos tiempo. Al principio se sentía un poco intimidado por la mirada de Roger.

Empezó a tocar el bajo y fue cuando mire la cara de mis amigos, a ambos les había fascinado, así que Brian le dijo que lo veríamos en el bar el sábado.
Sin más, John y Brian se fueron, dejandome con Roger, que me ayudaba acomodando discos.

—Este es un buen lugar para conseguir chicas —me dijo mientras le lanzabas miradas coquetas a una rubia—. Debería de venir más seguido.

Rode los ojos divertida y fui a la caja registradora, dado que iban a pagar unos cuantos discos. Era un chico lindo, castaño oscuro, ojos café, piel clara y con una linda sonrisa que vi cuando me tuvo enfrente.

—¿Es todo? —pregunte y él asintió con la cabeza, su mirada me ponía nerviosa y era raro, nunca me ponía nerviosa por un chico—. Bien —le cobre el dinero.

—Soy Tom —me sonreía aun amigable, haciendome sentir un cosquilleo—. Para ser sincero ya te habia visto algunas veces, trabajo allá —señalo la librería de enfrente.

—Oh, claro, ya sé quien eres —sonreí—. Por cierto soy ______________, y si quieres otra cosa más puedes pedírmelo —note un brillo en los ojos. Conectamos nuestras miradas, pero lo deje de verlo cuando escuche la batería—. Me permites, ire a matar a mi mejor amigo —y camine rumbo a él—. Ese maldito me las va a pagar —murmure.

Estaba tocando la bateria, mientras la rubia la miraba con una sonrisa. El muy idiota estaba fumando y sabía muy bien que no podía hacerlo adentro de la tienda. Lo mire mal, me giño el ojo y siguió con lo suyo. Agarre otra baqueta que había y se la lance, haciendo que se agachada y dejara de tocar, ahora todos nos miraba.

—Me pudiste haber matado, loca —dijo molesto al ver que la rubia se empezaba a reír de él.

—Ya te dije que no puedes fumar aquí adentro y mucho menos usar los instrumentos a menos de que los compres —rodo los ojos y toco un poco más—. Taylor —le dije con advertencia.

These Are The Days Our Live - Roger Taylor & TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora