d i e c i n u e v e

2.2K 155 85
                                    

Estos ultimos cuatro años nos había ido bien a todos, o bueno, parecía que a Freddie no tanto, referente al amor, no tanto. Tenía fiesta tras fiesta y hombres tras hombres en su cama casi todas las noches, lo que ya me empezaba a preocupar.

Queen era mucha más famosa y a veces los periodistas podían ser una patada en el culo al querer meterse en su vida privada. Ya sabían donde vivian los cuatro, por esa razón, tenían que comprar otra casa, o en el caso de Roger, quedarse en la mía, que también parecía suya y eso no me molestaba para nada.

Los dos estabamos acostados y desnudos; me abrazaba de la cintura con un brazo y con el otro acariciaba mi cabello.

—¿Lista para la segunda ronda? —pregunto divertido y me empecé a reír.

—Creí que estabas cansado —gire un poco para mirarlo; apenas habían regresado de gira.

—Para ti, nunca podría estár cansado —beso mis labios, poniéndome encima de él.

Nos seguimos besando, mientras el recorría con sus manos, una vez más mi cuerpo, haciéndome estremecer por la forma en que él lo hacía. Rápido cambió de posición haciéndome reír y gemir al sentir sus labios en mi cuello y bajando hasta mis senos.

—Roger —gemí su nombre mientras alborotaba su cabello y lo aferraba con mis piernas más a mí.

Siguió bajando sus besos a mi abdomen, me sonrió coqueto cada vez que me miraba y besaba. Llego a mi vientre, cuando el teléfono sonó.

—Dejalo que suene —murmuró y siguió bajando más.

No pude contestarle porque sentí su lengua dentro de mí, haciéndome gemir a un más de lo bueno que era eso. Tome su cabeza y lo acercaba más a mí, estaba a gana de llegar al orgasmo, cuando se detuvo y me sonrió divertido al ver mi cara de frustración.

Volvio a subir dendome besos por todo mi cuerpo, y volvio a mis labios, callando mi gemido cuando lo volví a sentirlo dentro de mí.

Gruñía mientras me penetraba, lo cuálme exitaba aún más. Lo abraze con mis piernas, siento aun mas profundas cada penetración y sin duda aun más placer.

—Roger —gemí rasguñando su espalda cuando sentí que llegaría el orgasmo.

Sus movientos se volvieron lentos, pero muy placentero. Cuando llegamos al punto, no pude evitar su nombre y él mío.

Nuestras respiración estaban alteradas, pero él siguió besándome, mientras volvía a acostarse a mí lado.
Creo que los vecinos necesitaran una buena terapia por todos los ruidos que hacemos y es que no solo lo hacíamos en mi habitación. Mentiría si no dijera que en toda la casa ya habíamos dejado un rastro.

—¿Lista para la tercera ronda? —preguntó alzando las cejas divertido y reí.

***

—¿No crees que es algo grande? —le pregunte a Roger.

Él me miró y nego con una sonrisa.
Lo había acompañado a ver casas para comprase una y vaya que está si eran grande. Dos pisos, cocina, sala, cinco habitaciones grandes. Un patio trasero y un jardín delantero.

—Yo digo que es perfecta —se acerco a mí y me dio un beso.

—Es perfecta para una familia grande —hablo la señora que nos la vendía.

—La queremos —sonrió radiante Roger.

Mi novio sonrió aun más y beso mi frente, para después alejarse un poco con la mujer y arreglar el papeleo.
Camine al pasillo, por donde estaban las escaleras, que daban al segundo piso. No podía negar que la casa era hermosa, pero algo grande.

These Are The Days Our Live - Roger Taylor & TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora