c u a r e n t a y u n o

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Abrí los ojos, esa luz me volvió a cegar unos segundos más, así que use mis manos para proteger y cerre los ojos, segundos después todo aquello disminuyó. Empecé abrir los ojos, no estaba en mi auto, estaba en un jardín. ¿Cómo rayos llegue yo aquí?

Sentí el pasto calido en mis pies, estaba descalza y con un vestido flanco. Desorientada mire a todos lados, en busca de una señal o de algo que me dijera donde me encontraba.

—¿Hola? -hablé un poco alta—. ¿Hay alguien aquí? —entonces escuche pisadas y mire a mi alrededor—. Estoy perdida —dije empezando a caminar rumbo al ruido—. Yo iba en mi auto y... —me quede callada.

Me sonreía, haciendo que mi corazón latira rápido. No podía ser cierto, esto no estaba pasando. Segundos después aprecio alguien a su lado, también sonriendo.

—Hola, cariño —sentí unas lágrimas al escuchar la voz de mi madre—. Creo que sí estas muy perdida.

—Mamá —por fin hable, la mire unos segundos más, se veía tan viva, al igual que papá, que estaba a su lado.

Sin poder contenerme corrí hacia ellos, pero al estar a diez pasos de ellos, una barrera invisible me lo impidió. Los mire y ellos se acercaron más. Estamos tan cerca, pero tan lejos a la vez.

—No puedes cruzar —habló mi padre, que aun apesar de que no fuera el biológico lo ama como si lo fuera—, aun no.

—¿Por qué? —murmure.

Entonces mi pregunta fue escuchada.

—Todos estan preocupados por ti.

—¿Roger? —murmure desconcertada y corri en busca de él, su voz su hacía cada vez más fuerte.

—Estamos esperando señales de vida tuyas, se que te encanta la atención, pero despierta ya —no puede evitar soltar una risita—. ________________, no me hagas esto —lo escuche llorar—. Yo tenía planeado todo. Fugarnos. Tú, los niños y yo —tenía lágrimas en mis ojos—, aunque sé que esa salida no te hubiera gustado mucho. Hagamos un trato. Tú, despiertas, me das esa enorme sonrisa tuya y prometo que nos iremos de viaje familiar, a dónde tu quieras. Pero por favor, te lo ruego, no me dejes, no dejes a los niños, no nos dejes.

Sin más, empezó cantar algo, que no entendía muy bien porque se voz se volvía alejada. Mire a mis padres, que me miraban interrogantes.

—¿Qué está ocurriendo? —pregunte casi en un gritó desesperado

—Estas en el limbo, cariño —respondió mi madre—. Tienes que tomar una decisión.

—Irte o quedarte —concluyó papá.

Lo mire unos segundos más. Por cada segundo que los miraba, daba un paso lento hacía ellos, dejandome llevar. Con cada paso me sentía libre, sin dolor, sin tristeza. Y cuando mis dedos dieron con aquella pared transparente, note que ya lo podía cruzar.

Mire a mis padres, que estaban atentos a los movientos que hacia. Mi mano había atravesado aquella barrera y una sonrisa pequeña apreció en mi rostro por aquel costiquello hermoso que sentía mi mano en aquel lado. Quería cruzar, lo quería hacer, pero cuando iba a dar el paso.

—... ¡Despierta! ¡No me dejes! —oí el gritó de Roger, haciendo que mi corazón latira horrible y saque mi mano.

Escuche más voces, haciendo que me doliera los oídos. Los tape con mis manos mientras todos daba vueltas aredor de mí, esperando a que se callarán. Y así fue, junto con una oscuridad total.

These Are The Days Our Live - Roger Taylor & TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora