c u a t r o

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Deacky había ido por mí, veríamos a los chicos en el estudio dónde grabarian su álbum. Cuando fui a abrirle me di cuenta que Roger aún seguía en mi casa, pero ya no estaba la chica. Lo ignore y le abrí a John, que me sonrió al verme, pero poco a poco dejo de hacerlo.

—¿Estuviste llorando? —pregunto preocupado y escuche pasos—. Hola, Roger.

—Deja me arreglo un poco y nos vamos —murmure y sin mirar a ninguno de los dos, regrese a mi habitación.

Me lave mi cara y me mire al espejo, mis ojos estaban algo hinchados y la verdad es que no entendía el porque seguí llorando. Suspire y salí de nuevo rumbo a la sala, sonrie cuando escuche a John regañando a Roger.

—... Eres un idiota, está no es tu casa.

—Ya, ya, le pediré disculpas —dijo Taylor suspirando cansado—. No sé que paso por mi cabeza cuando la traje aquí...

—Lo note —ambos me miraron—. ¿Podemos irnos ya? No creo que a Freddie le guste que lleguemos tarde —tome mi bolso y volvi a mirarlos, que no se movia—. Me gustaría hacer una competencia de miradas, pero se nos hará tarde.

—Tiene razón —dijo John, miró a Roger y luego a mí—. Vamos.

El primero en salir fue él, despues Roger, que me miraba algo nervioso, supongo que ha de pensar que lo iba a golpear. Suspire y sali tras ellos, cerrando la puerta de mi casa.

***

Cuando llegamos con Brian, Freddie y Mary, los salude y me fui con la rubia. Le conté sobre de Tom y lo que hizo el idiota de Roger. Ella me escuchaba atenta mientras los chicos empezaban a hablar con el tipo que les rentaria el estudio.

—Bueno, es normal que tu novio sienta celos por tu mejor amigo, todos pensarían que ustedes dos son novios —la mire sorprendida—. Yo lo pensaba cuando Freddie me los presentó —dijo con un poco de timidez—. Es que tú y Roger parecen encajar también.

—Gracias —dije divertida—. Pero el idiota no tenía derecho de llevar a una mujerzuela a mi casa.

—Eso si lo comprendo —frunció el ceño—. Se comportó como un tremendo idiota.

Me reí y lo mire, seguían hablando con aquel tipo. Sus gestos que hacia me indicaba que estaba molesto, así que decidi acercarme a ver cuál era el problema.

—Por favor, no es mucho lo que falta —le dijo a Deacon.

—Ya les había dicho cuanto era —los cuatro rezoplaron enojados.

—¿Qué sucede? ¿Por qué aún no estan grabando? —les pregunte.

—Porque nos falta dinero —respondio Freddie—. Y ese “caballero” no nos dejara grabar.

—Ya les dije cuanto era —volvio a decir, haciendo que el rubio lo mirara mal.

—¿Cuánto falta? Yo se los doy.

—Claro que no —dijeron al mismo tiempo los cuatro.

—Dejen su hombría aún lado, queridos —dije divertida y sacando mi cartera—. Creo que cuando Queen sea famoso, me lo pagarán aún mejor —los cuatro se miraron dudosos, sabía que no iban a aceptar el dinero, así que le di el dinero al tipo del estudio—. ¿Es suficiente? —él asintió contando el dinero—. Genial, hay un álbum que grabar.

***

Mary y yo estabamos sentadas en un sofa grande. Así que empezaron a grabar entrando a la cabina, les sonreí dandoles ánimos. Mary y yo no aguantamos tanto como ellos, así que caímos en sueño por un buen rato. Podía medio escuchar las pisadas que entraban y salían, y sus observaciones.
También sentí algo encima de mí y abrí un poco los ojos; Roger me ponía su chaqueta encima de mí y me daba un beso en la frente.

These Are The Days Our Live - Roger Taylor & TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora