v e i n t i d ó s

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Había salido a comer con Anthony, mi padre, estaba tan feliz de que sería abuelo. Él y yo teníamos una relación muy buena. Me contó muchas cosas y sobre todo de mi madre y su relación que tuvieron tiempo atrás. Quede en dejar eso en el paso y tenerlo a él presenté.

—... Sabes que te puedes quedar conmigo y Seidy cuando quieras —dijo refiriéndose a su esposa, que también era muy linda.

—Estoy bien en mi casa —sonreí—, no me gusta ser una molestia.

—Sabes que no lo eres —negué divertida, a su hijo mayor Jeff, no le agradaba, en cambio a su hija menor, Lori, era super linda.

—Otro día con más calma y cuando regrese Roger iremos a visitarlos. Lo prometo —él me regalo un sonrisa.

Estuve otro rato con él, hasta en la tarde, iría a darme una vuelta a la tienda de disco y luego a mi boutique.

Con mi abrigo tapaba mi pequeña panza, no quería que los periodistas estuviera invadiendo aún más mi privacidad, que aumento cuando abrí otra boutique en Francia.

Cuando pase enfrente a la tienda de disco, note que la librería había abierto de nuevo. Sonreí cuando vi a Lily entrar a ella, ahora más grande y hermosa, sin duda. Cruze la calle con cuidado, desde afuera también pude ver a Tom, atendiendo a unos señores.

Me quite los lentes negro y guardandolos en el bolsillo del abrigo, empuje la puerta y entre, haciendo que la campanita que colgaba arriba de la puerta sonará y algunas personas me miraran, al igual Lily y Tom.

—¡______________! —y sin más, Lily me abrazo, haciéndome sonreír—. Te ves hermosa —dijo cuando me soltó.

—Tú ni se diga —sonrió y segundos después miro con asombro mi pequeño estomago—. Hay mucho que contar —dije divertida.

—_______________ —escuche la voz de Tom. Lily se hizo aún lado y lo mire, me miraba con cierto brillo y cariño.

—Hola —salude y sin más me abrazó haciéndome reír—. Es bueno verlos —le dije, pero Tom aún no me soltaba—. Eh, Tom —dije un poco incómoda, ya que me aplastaba mi panza.

—Lo siento —me soltó lentamente y entonces se dio cuenta de que estaba embarazada—. Te sienta bien —dijo triste mirándo mi panza.

***

Seguía acostada, mis pies estaban algo hinchados y prefería no levantarme de la cama. Acariciaba mi panza mientras está se movia un poco.

—Por lo que más quieras —le decía—, no te parezcas a tu padre.

—Gracias —escuche la voz de Roger, lo mire, sonreía desde la puerta—. Yo tambien te amo.

Sonreí y él se acerco a mí, me senté en la cama y beso mis labios, ya lo necesitaba, lo necesitaba mucho.

—¿Cómo les fue? —pregunte acostandome en su pecho, sus manos bajaron rumbo a mi estómago, que se movió—. Alguien está feliz de ver a papá.

—Por eso se parecerá a mí —me susurro divertido y reí.

—Me ofendería si así fuera —gire la cabeza y lo mire divertida—, yo lo cargo adentro de mí —bromeé y el beso mi mejilla.

—No quieres algo más, dentro de ti —me dijo sexy en el oído y empezamos a reír.

Toda la tarde estuvimos ambos acostados y abrazados, mientras me contaba sobre la gira. Me encantaba escucharlo hablar de sus conciertos, porque parecía niño pequeño en juguetería, contame aquello o lo otro, siempre haciendome saber que amaba estar en la banda y eso me encataba. Amaba ver feliz a Roger.

These Are The Days Our Live - Roger Taylor & TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora