t r e i n t a y d o s

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Empecé a despertar y mire alrededor desconcertada. ¿En que momento me movi de la sala a mi habitación?

Aún traía el vestido de anoche, así que fui a darme un ducha y ponerme ropa cómoda. Bosteze un poco, al menos está noche Rory no lloror, pero la oí.

Desconcertada fui rumbo a su habitación y una sonrisa apareció en mi rostros cuando vi a Roger dormido en el sillon junto con Rory, que estaba acostada en su pecho y ambos tapados por una manta. Ya veo porque no lloro más.

Salí de ahí y cerre la puerta despacio, dejándolos dormir un rato más.
Fuí a la habitación de Felix, quien ya se estaba despertando. Al verme sonrió algo adormilado y fui rumbo a él, me sente en la cama y me abrazo.

—Buenos días, cariño —le llene de besos en la cara, haciéndola reír—. ¿Quieres desayunar ya?

—Sí —sonrió abiertamente.

Me encantaba ver sonreír a Felix. Lo cargue y ambos fuimos a la cocina. Me ayudaría hacer el desayuno mientras Roger y Rory despertaban.

Teníamos diez minutos en la cocina, cuando escuchamos pasos y apareció Roger con nuestra hija. Felix fue abrazarlo, ya que no esperaba ver a su padre en la casa.

—Mamá —dijo Rory, estirando sus brazos.

—Buenos días, hermosa —me acerque a Taylor—. Buenos días, Roger —dije mientras me entregaba a mi niña.

—Buenos días —me sonrió y se acerco a mí, aunque nos detuvimos, estuvimos apuntó de besarnos—. Lo siento —se disculpó en un murmuró. Mi corazón latía rápido y evite su mirada, alejándome de él—. Debería irme ya —habló rápido.

—No —le dijo Felix, haciendo que Roger lo cargara—. No te vayas, papá —aquello hizo sonreír al rubio y a mí también.

—Si quieres —hable despacio—, te puedes quedar a desayunar.

—Sí, me gustaría —respondió con una sonrisa algo tímida.

Estuvimos media hora entre risas haciendo el desayuno. Me sentia bien tener a Roger a mi lado, parecía que las cosas estaban normal. Que tenía a mi mejor amigo, novio y esposo al mismo tiempo. Nada había cambiado. Pero después de desayunar caí en la realidad que no era así, cuando Tom llego y miro mal a Roger, que jugaba con los niños en la sala.

—No sabía que estaría hoy aquí —me murmuró serio, mientras yo terminaba de levantar los platos sucios.

—Sí, bueno. Son sus hijos —evite unos segundos su mirada—. Ayer ya no te agradecí bien por la cena —lo mire, él ahora tenía una pequeña sonrisa en su rostro.

—A decir verdad —se acerco a mí—, me hubiera encantado quedarme contigo anoche.

Me hizo sonreír aquello. Puso sus manos en mi cintura y sin más me atrajo hacía él, besándolo otra vez. Sentí una pequeño, pero muy pequeño cosquilleo al besarlo y lo solte cuándo la tos falsa de Roger se hizo oír.

—¿Está bien si me llevó los niños un rato? —preguntó tratando de hablar normal—. Me encantaría estar un rato más con ellos antes de ir a ensayar con los chicos.

—Claro, yo ire por ellos después —él sonrió feliz, pero Tom no se veía feliz—. Sólo cuidalos mucho.

Roger fue por ellos a la sala, que se veían felices de irse con su padre, tanto que ni notaron a Tom, solo se despidieron de mí y los tres salieron de la casa.

—Sigo sin entender como es que aún se hablan tan normal —se cruzo de brazos.

—Ya te lo dije, es padre de mis hijos —alce los hombros.

These Are The Days Our Live - Roger Taylor & TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora