t r e s

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Tenía el brazo de Tom en mi cintura, ambos estabamos desnudos en mi cama, hace ocho mese que empezamos a salir y sin duda me hacía sentir feliz, al único que no le agrada mi novio era a Roger, pero era nomal, era mi mejor amigo y supongo que creé que le han quitado su lugar, ahora que ya no pasamos tanto tiempo como antes; ahora sabe lo que se siente cuando me dejaba por cualquier chica.

—Buenos días, hermosa —me sonrió mi novio y me beso—. ¿Te hago el desayuno? —preguntó tiernamente.

—No lo creo —negué—. Los chicos pasaran por mí. Tienen otra presentación y quieren que vaya, ya sabes, su amuleto de la suerte, según ellos —reí; la banda se había vuelto muy popular, ya tenían un año dando conciertos pequeños en varios bares.

—Sabes que no es necesario ir con ellos siempre —me miro poniéndose de lado y recargando su cabeza en el brazo—. Yo también quiero quiero tenerte mucho tiempo para mí.

Se acerco y me empezó a besar mientras ambos reíamos. Estuvimos así por unos segundos y sin duda hubiéramos vuelto a tener sexo sino fuera porque la puerta de mi habitación se abrió.

—Que asco. Vístete —dijo Roger molesto y se fue cerrando la puerta con un portazo y no pude evitar reírme.

Tom y nos nos levantamos y nos pusimos nuestras ropa. Fui al baño y me amarre el cabello en una coleta, dándome cuenta que tenía un pequeño chupetón, así que mejor lo deje suelto y lo escondí un poco con mi cabello; si Roger lo veía le daría un infarto.

—De verdad que me gustaría que te quedarse conmigo —dijo Tom abrazándome de la cintura y sonreí mirándolo por el espejo.

—A mí también, pero sabes que ayudo mucho con los chicos referente a conseguir lugares y todo eso —hice una mueca—. Prometo que ya pasaré más tiempo contigo —gire y le di un beso en los labios—. Vamos.

Ambos salimos de la habitación.
John y Brian estaban en mi cocina, robando mi comida, mientras Roger estaba en mi sala fumando mientras movia el pie enojado; al vernos se levanto molesto, pero no me importa.

—Te veo luego, cariño —me dio un beso largo, algo que me incómodo porque siempre me besaba así cuando estaba mi amigo.

Se fue y cuando me di la vuelta ya tenía al rubio mirándome enfadado, así que preferí ir a la cocina con Brian y John.

—Espero que no se acaben mi comida —les dije, pero sabía que Roger me siguió—. Y tú ni empieces —señale al rubio que me miro más enojado.

—Es que no puedo creer que siempre que venimos estes en tu cama con él —soltó frustrado, Brian y John se miraban divertidos.

—Pues podrías dejar de entrar a mi habitación sin avisar, así dejarías de vernos —contesté mientras me sentaba al lado de Deacon—. Te podrías quedar en la sala, pero no, el gran Roger Taylor quiere ir a ver lo que lo debe ver. En una de esas ocasiones podrías ver de más y... —gruño.

Me miró aun más enfadado, tanto que prefiero salir de mi casa y reí junto con los otros dos, era divertido sacarlo de sus casillas.

***

Una hora después pasamos por Freddie a la parada cerca de su trabajo, estaba mirando el periódico hasta que Brian sonó el claxon.

—Llegan tarden —nos dijo y camino rumbo a nosotros, subiéndose en la parte trasera conmigo.

—La culpa la tiene ________________ —bufo, Roger—. Estaba agusto en la cama con su novio —y prendio un cigarro.

These Are The Days Our Live - Roger Taylor & TúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora