Capítulo 13

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En la casa de los Peñalver por la última semana que había pasado desde el casamiento de Linda, se podía notar mucho silencio

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En la casa de los Peñalver por la última semana que había pasado desde el casamiento de Linda, se podía notar mucho silencio. Doña Ernestina era quien más echaba de menos a su hija, pues era con quien podía conversar más a gusto, porque Gena no le daba tema de conversación cuando se trataba de hablar sobre alguien en específico.

—La echo tanto de menos —se quejaba—, la casa se siente tan sola.

—Imagina cuando Gena se vaya —agregaba don Flavio, con cierto sarcasmo.

—Ni lo menciones Flavio, creo que no podré soportar que otra de mis hijas se vaya, ya sé que siempre he luchado porque se casen y sean felices, pero la ausencia es muy difícil de soportar.

—Vuelvo en la noche, iré al hospital —decía Gena desde el corredor, sin entrar a la sala en donde estaban sus padres.

—¿Quieres que te vaya a traer? —preguntaba don Flavio.

—Sí, a las seis por favor.

—Perfecto.

—¿Rodolfo no irá por ti? —preguntaba doña Ernestina, cambiando por completo la cara de drama que tenía.

—No.

—Deberías aprovechar cada minuto para pasar con tú novio hija. Quizás en poco tiempo te proponga matrimonio, y ya de allí será muy diferente.

—Mamá es temprano, creo que podemos tener está conversación más tarde.

—No soporto que siempre dejas para tarde, los temas importantes.

—Créeme que no quieres hablar de esto, en este momento con papá en la sala —dijo Gena con mucha discreción. Observando a su padre que estaba en la siguiente habitación.

—Por eso no me gusta hablar contigo, siempre sacas a relucir eso.

—¿Qué va a pasar el día que Rodolfo me pida matrimonio, nos casemos y se dé cuenta que no soy señorita? —preguntó con un tono bajo. 

—Ya veremos, por el momento disfruta hija. Ya ves que tú misma has aceptado que no te resulta indiferente. Quizás y puedas pasar una noche con él antes del matrimonio, eso ayudará un poco.

—¡¿Qué dices mamá?!

—Que para tú desgracia no tienes mayor tesoro, más que tus sentimientos. Pero por lo que he visto a Rodolfo esos le importan más que cualquier cosa, porque si no, ya te hubiera insinuado algo.

—Quizás no lo ha hecho porque apenas llevamos una semana y días de relación. Pero de igual manera no puedo creer lo que has dicho. Mi propia madre proponiéndome semejante...

—Es sólo una idea. ¿O prefieres decirle la verdad?

Gena guardó silencio, sabía que no llegaría a ningún punto si continuaba la conversación con su madre. No comprendía la forma de razonar de su mamá, en ocasiones incluso dudaba de la buena salud mental que tuviera. Pero algo era cierto, esa semana que había pasado, había sido testigo de cómo sus sentimientos, hacía Rodolfo iban cambiando, ya no sentía tanto miedo cuando lo besaba e incluso en algunos aspectos, sentía hasta confianza. A Ricardo no lo vio desde la boda de su hermana, así que quizás también por eso, pudo estar más al pendiente de las galanterías de Rodolfo.

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