La añoranza a una madre

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El tráfico que Tony tenía delante le estaba dando dolor de cabeza, ya que además tenía que estar escuchando el sonido de las bocinas de los coches que tenía a su alrededor debido a la desesperación de la gente por avanzar.
-De haber sabido habría venido en mi armadura- murmuró Tony mientras veía el reloj que llevaba en su muñeca, dándose cuenta de que eran las 05:34 p.m.
En ese momento lo único que quería era poder llegar tranquilo a su casa después de haber salido corriendo a las 07:15 a.m. debido a una emergencia de su empresa, que había consistido en que un robot que Tony había hecho para que le llevara café a los empleados se había vuelto loco tirando papeles y aventando todo lo que tenía a su alcance gracias a que tenía mucho tiempo que no recibía mantenimiento.
Por supuesto logró repararlo después de revisarlo un rato aunque fue un poco difícil atraparlo para apagarlo en primer lugar ya que ese robot no lo controlaba J.A.R.V.I.S. como a sus armaduras y había estado huyendo por toda la empresa tirando todo y atacando a las personas con los objetos que aventaba.
Y aunque todo salió bien al final respecto a eso Tony no consiguió ir a su casa más temprano porque Happy aprovechó para obligarlo a entrar a una junta con algunos de los empleados además de que le dio papeleo urgente que debía revisar y también verificó el último que había hecho Tony dándose cuenta de que había habido un error de impresión y tuvo que hacer de nuevo como diez papeles, sin contar que se topó con los jueces de la Expo que no estaban muy contentos con el cambio de fecha del evento.
Gracias a todo eso su estrés sólo crecía con el tráfico pero por fortuna después de un rato, teniendo que hacer más paradas de las que le hubieran gustado por fin llegó a su casa, siendo las 06:30 p.m.
-Por cosas como estas a veces quiero vender la empresa- dijo Tony aventando su saco cuando estaba entrando a la casa, pero la prenda nunca llegó al piso debido a que fue interceptado por algo en el aire, o más bien alguien, ya que Harley justo iba entrando a la cocina cuando el saco de Tony le cayó encima tapándole la cara por completo.
Tony vio entonces al niño que se mantuvo quieto con el saco en la cabeza.
-Gracias Harley pero tengo un perchero para hacer eso- dijo Tony y le quitó el saco de encima despeinándolo y lo aventó al sillón.
Harley no dijo nada y sólo se le quedó viendo a Tony mientras éste se quitaba la corbata y los lentes dándole la espalda para aventarlos al sillón, por lo que aprovechó para ir hacia las escaleras y comenzó a subirlas.
-Señor Stark, disculpe que lo moleste cuando viene tan fatigado pero creo que debería saber que Harley no ha comido el día de hoy y apenas y quiso beberse un vaso de leche en este momento- se escuchó decir a J.A.R.V.I.S. cuando Harley no llevaba ni cinco escalones subidos.
Entonces Tony se volteó hacia la entrada de la cocina y al ver que el chico no estaba ahí dirigió su mirada hacia las escaleras donde Harley estaba volteado de frente pero con los ojos puestos en el piso.
Luego levantó la vista hacia Tony y éste lo miró con una ceja levantada.
-No tengo hambre ahora señor Stark- le dijo, su voz decaída como había estado desde que llegó con Tony, sino es que más.
-Pero si J.A.R.V.I.S. dice que no has comido en todo el día niño- le dijo Tony.
-Tomé el vaso de leche- le contestó Harley.
Tony fue entonces para la cocina y vio en la mesa un vaso pequeño en el cual se le veía un poco de leche y regresó con Harley.
-El vaso que te tomaste se ve muy pequeño, y no soy un experto en alimentación ni en niños pero creo que necesitas comer algo, sólo para que no te haga daño- le dijo Tony.
Harley lo miró, llevando sus ojos al piso.
-Ven- le dijo Tony entonces y entró a la cocina, comenzando al instante a sacar los ingredientes que necesitaba para hacer sándwiches, no sólo por Harley sino porque ciertamente él sentía que se estaba muriendo de hambre, ya que ni siquiera tuvo tiempo de comer en Industrias Stark.
Harley entró después y se le quedó viendo mientras Tony picaba una lechuga.
-¿Puedo irme al cuarto?- preguntó Harley rato después al ver que Tony picaba ingredientes y no le decía nada.
-Comerás el sándwich que te voy a dar y después te irás- le contestó Tony.
Harley no dijo nada, sólo lanzó un pequeño suspiro y se fue a sentar a la silla de siempre.
Minutos después Tony puso frente a él un sándwich de jamón.
-Puedes empezar- le dijo y fue a prepararse el suyo.
Cuando lo hizo fue también a ocupar su silla en la mesa, dándose cuenta de que Harley no había comido nada una vez que se sentó.
"Lo que me faltaba" pensó Tony comenzando a comer esperando que Harley lo imitara.
-Déjame adivinar, ¿los sándwiches no te gustan, cierto?- preguntó Tony rato después en los que Harley seguía sin probar bocado.
-No es eso- le respondió Harley.
-¿Entonces?- le preguntó Tony.
-No tengo hambre- contestó Harley.
Tony se levantó entonces y fue hacia el refri de donde sacó una gelatina de limón y la dejó frente a Harley a la vez que empujaba el plato con el sándwich hasta su propio lugar, puesto que ya se había acabado el suyo y volvió a sentarse.
-Al menos cómete eso- le dijo al niño.
Harley no dijo nada y quitó la cuchara de plástico pegada al envase y comenzó a abrirlo.
¿Era imaginación de Tony o Harley se veía más tímido y encogido que hace dos días cuando habían ido al parque?
-¿Tu brazo está mejor?- le preguntó entonces.
Harley asintió.
-¿Y no te duele alguna otra cosa?
Harley negó con la cabeza.
Tony comenzó a comer el otro sándwich entonces, después volteó a ver a Harley, quien tenía su brazo izquierdo sobre la mesa, mientras mantenía la cabeza recargada ahí, por lo que Tony pudo notar una larga cicatriz bastante profunda extenderse desde el codo hasta poco antes de llegar a la muñeca, lo cual estuvo a punto de preocuparlo preguntándose cómo ocurrió pero al instante recordó el choque, aunque ciertamente no había reparado en esa herida del niño antes, únicamente había podido ver los pequeños rasguños extendidos por algunas zonas del brazo y la cortada que tenía en la mano.
Después de minutos terminó el sándwich que le había quitado a Harley y vio que el chico no había probado aún la gelatina a pesar de tenerla ya abierta.
"Genial, a penas me alimento yo, algo con lo que no tengo que rendir cuentas a nadie, pero ahora resulta que me veo en la necesidad de estar encargándome de que coma un niño de diez años que parece un bebé por no hacerme caso de probar bocado, precisamente esto es parte de la responsabilidad que no quería cargar" pensó.
-Niño, ya te dije que tienes que comerte al menos eso- le dijo serio.
Harley sólo lo miró, con expresión triste, y no se movió si quiera.
Tony suspiró fuertemente, ya lo estaba frustrando que respondiera de forma corta, ahora ya ni siquiera hablaba y para colmo tampoco se movía.
-¡Harley!- dijo Tony después al ver que no respondía, obteniendo el mismo resultado del niño.
-Si lo cree necesario señor aquí tengo una guía para pa...- comenzó a decir J.A.R.V.I.S.
-¡J.A.R.V.I.S.!- lo interrumpió Tony, dándose cuenta de la palabra que iba a decir- ya te dije que no quería esas guías- dijo con la voz golpeada mirando al techo, principalmente porque no quería ver a Harley, ¿en serio estaba escuchando que tenía unas guías a su disposición para crianza de niños? Eso simplemente era vergonzoso e incómodo para los dos, pues Tony pensaba que ni tenía que "criarlo" teniendo él ya diez años ni tampoco tenía que mencionarse su "relación" por medio de títulos como "Guía para padres para hacer que sus hijos coman".
-Esta bien señor, no interfiero más- contestó J.A.R.V.I.S., y de alguna manera Tony escuchó su voz un tanto ofendida.
Luego volvió a centrar su mirada en Harley, quien se mantenía sentado con la cabeza un poco agachada y viendo la mesa.
-Ay- dijo Tony en un susurro y después se levantó de la mesa, recogió su plato, el de Harley y el vaso de leche que había dejado ahí y procedió a lavarlos con los otros trastes que tenía acumulados en el fregadero.
Cuando terminó se puso al lado de la silla de Harley, con los brazos cruzados, viéndolo.
Harley levantó la mirada hacia él, viéndose muy decaído, aunque en esta ocasión no huyó de la mirada de Tony.
-Ya vete si quieres- le dijo Tony al final, enojado, dándose cuenta de que Harley no iba a hablarle ni a comer nada en ese momento.
Harley no necesitó que se lo repitiera, pues inmediatamente se levantó y salió de la cocina sin mirar a Tony.
Luego Tony se fue a la sala y se sentó en uno de los sillones, frustrado, puesto que no se veía teniéndole que rogarle a un niño para que comiera hace casi dos semanas, pero ahora al parecer tendría que ser el caso, además de que la actitud de Harley no estaba mejorando, al contrario, según veía había empeorado.

Iron Man. Vida como padreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora