#8: Las perdí

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Ángel

Siento un inmenso vacío cuando Lizzy retira su brazo de mi agarre y se refugia en Ian.

Los veo salir del lugar, sin siquiera mirar atrás.

- Pero que exagerada... - replica Gillian.

- ¿Sabes siquiera de lo que sucedió?

- Claro, lindo. La niña se puso a hacer un berrinche porque no asististe a su presentación.

Su tono relajado me irrita inmediatamente – La niña, tiene nombre.

- Claro que lo tiene. Duh todos tenemos uno.

Ruedo los ojos - ¿Quieres recordarme por qué mierda perdí el tiempo contigo?

- ¿Disculpa?

- Eso, estoy cansado de frivolidades. Liessel. La niña se llama Liessel, y es mi hermana, y por si no lo sabes me siento como la auténtica mierda de haberla decepcionado.

- Bueno, pero la pasamos bien...

- Gillian, no quiero ser grosero, pero creo que será mejor que vuelvas.

- ¿Me estás echando? – pregunta con indignación.

- ¿Sabes qué? Soy yo el que debe irse.

****

Tras comprar unas cuantas flores, me dirijo al edificio.

Estoy dispuesto a hacerme perdonar, sé que cometí una estupidez, pero tengo fe en que el corazón de mis chicas se ablande un poco.

Cuando llego al apartamento encuentro a Naomy en la cocina, preparando emparedados.

- Uh, rico, ¿hay uno para mí?

Me observa con indiferencia y vuelve su vista a los emparedados.

- ¿Tú también estás molesta, muñeca?

Permanece en silencio. Veo que pone el pan sobre unos platitos de juguete, intuyo que juega con Lizzy.

- A ella no le gustan las orillas.

Me dirige una mirada fulminante, pero sigue conservando el silencio. Corta las orillas del pan y vuelve a poner el emparedado en el platito.

Se queda observándome durante unos largos minutos, su mirada parece fría y distante, no me gusta en absoluto. La sigo hasta la habitación de Lizzy, en donde hay una mesita con distintos utensilios para tomar el té.

Mi princesa me mira e inmediatamente sus mejillas enrojecen, intercambia una mirada con Naomy y luego continúa con lo suyo.

- ¿Cómo está la princesa más linda del mundo?

- ¡Señorita O'Dowell!¡Llega tarde al té!

- ¡No! ¿También tú? ¡Vamos, linda, soy yo! No me ignores por favor.

- Me disculpo señorita Hastings, un troll de metió en mi cocina y tuve que echarlo. Pero traje emparedados hechos por las mismísimas hadas.

- Genial, empecemos.

Jalo una banquita y me siento frente a la mesita - ¿Yo también puedo...?

- ¡Señorita Hastings! ¿No escucha algo molesto? Un bsss..., acaba de entrar en la sala de té un mosquito.

- Yo también lo escucho, es bsss... molesto.

- Si quieren puedo ser otra señorita, vamos niñas, no sean así...

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