Ángel
Me giro hacia un costado y la veo. No puedo evitar sonreír, Naomy está con el ceño fruncido y un puchero en los labios. Está profundamente dormida, en mi cama.
Se acomoda hacia el otro lado, haciendo que su camiseta se levante levemente, dejándome ver un pedazo de su piel.
Estiro mi brazo y acaricio su cintura, su piel es tibia y suave. Se remueve y esta vez su cabello cae a un lado, dejando despejada la zona de su cuello.
Me digo a mi mismo que no debo molestarla, se ve hermosa cuando duerme, pero no puedo evitar besarla. Empiezo por su mejilla y desciendo poco a poco por su cuello. La acerco un poco más, hasta que la tengo entre mis brazos.
Escucho su risa perezosa – Buenos días.
- Sí que son buenos.
- ¿Qué haces?
- Besarte.
No dice más y se gira hacia mí.
A pesar de que sus ojos están ligeramente hinchados, se ve radiante. Su cabello castaño está despeinado y sus iris esmeraldas se fijan en los míos. Muero por besarla cuando la veo morderse el labio inferior.
- ¿Por qué paraste?
- Si quieres que siga solo dilo – comento reincorporándome y apoyando mi espalda en la cabecera.
- Olvídalo, lo tomare por mí misma – de un momento a otro se coloca a horcajadas sobre mí.
Le sonrío – Me gusta esa cercanía – digo antes de poner mis manos sobre su cintura.
- Presiento que te gustará más – la escucho decir antes de acercarse e impactar sus labios contra los míos.
Definitivamente su iniciativa me sorprende, pero no me molesta, acaricio lentamente la parte baja de su espalda, mientras sus manos despeinan aún más mi cabello.
Mi cordura empieza a fallar cuando su lengua se une con la mía, ambas parecen conocerse lo suficiente para hacer lo suyo. Muerdo ligeramente su labio y la escucho jadear antes de mostrarme parte de su cuello.
No me contengo y desciendo mis labios hacia esa zona.
Está matándome.
Poco a poco se apoya en sus rodillas, mostrándome prácticamente su escote, zona que también me encargo de besar.
- Me encantas... - confieso introduciendo una de mis manos en su camiseta.
- Sh.
Sí, definitivamente esto está afectándome, Naomy parece notarlo, pues empieza a moverse sobre cierta zona de mi cuerpo.
Una de mis manos acaricia su pierna descubierta, mientras la otra acaricia su espalda y juega con el broche de su sujetador.
Siento las suyas arañando acariciando mi cuello y espalda. Su respiración se vuelve pesada junto a la mía, y ciertos ruidos que emitimos inundan toda la habitación.
Cuando volvemos a la misma altura me dedico a sus labios, que a estas alturas ya deben estar ligeramente inflamados.
Juego un poco con el dobladillo de su camiseta antes de empezar a alzarla ligeramente. Inmediatamente se aleja y junta nuestras frentes. Es cuando caigo en cuenta de que quizá estoy yendo muy rápido y retiro mis manos, tratando de controlar mi respiración.
- Lo siento, yo...
Muerde su labio antes de besarme nuevamente, toma mis manos y las introduce bajo su camiseta. Permanecemos así unos pocos minutos antes de que se separe ligeramente y ella misma se quita la blusa.
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Nuestro Momento
Teen FictionHace unos cuantos años Naomy abandonó su hogar, ¿la razón? Un corazón roto y una propuesta irresistible que elevaría su carrera. Ahora, tiene una vida que nunca se imaginó, disfruta de ciertos lujos y comodidades. Pero... ¿qué sucede cuando es hora...