Ángel
Se queda en silencio, lo que me desespera cada vez más.
Por supuesto que lo que acabo de decirle no es más que una pequeñísima mentira.
Mierda, sé que suena totalmente egoísta, pero no quiero que se vaya, no quiero perderla nuevamente. Y después de todo, si ella sola se convence que su lugar está aquí, no habré hecho nada.
En poco tiempo, un plan llega a mi cabeza. Haré que los días que estemos en la casa de campo sean los mejores que haya tenido.
Claro, solo si acepta, y realmente espero que lo haga porque sería complicado armar otro plan. En fin, de vuelta a lo importante, debo convencerla que realmente pertenece a este lugar.
Realmente trato de parecer tranquilo e indiferente, pero la realidad es que me estoy desesperando por dentro. Nunca me puse a pensar en que debía regresar, solo... creo que me deleité tanto con su presencia que olvidé preguntarme si duraría.
Si se va, dudo mucho que la comunicación sea la misma, en algún momento dejaremos de hablarnos y la perderé.
Muerde su labio, mostrando duda.
La perdemos, Houston.
Antes de poder decir algo más, escuchamos a Lizzy gritar su nombre.
- Prometo pensarlo – me da un beso corto por última vez - ¿Quieres venir con nosotras?
- No, debo hacer algo.
Asiente y sale de mi habitación.
Tras unos minutos me convenzo en que necesito poderes superiores. Sí, su madre.
Al asegurarme que las chicas ya no están en casa, camino hacia su apartamento. Toco un par de veces antes de que Paula aparezca tras la puerta.
- ¿Ángel? ¿Naomy no está contigo?
- Hola, Paula. No vengo a hablar con ella.
- Ian tampoco está.
- No, no, no. Quiero hablar contigo ¿Puedo pasar?
Frunce el ceño, algo extrañada - Eh... claro.
Se pone a un lado y me deja pasar. Me siento en uno de los sofás, pero justo en el momento en que me dispongo a decir mi propuesta, el teléfono suena.
- Lo siento, solo será un segundo - le sonrío y espero - ¿Hola?
En ese momento su rostro se deforma totalmente, su respiración empieza a fallar y pierde el equilibrio, por lo que se sostiene de la mesita.
Me levanto rápidamente, acercándome a ella - ¿Estás bien?
Pero no me responde, su vista está perdida y su tez pálida.
Le quito el teléfono y me dispongo a contestar yo - ¿Sí?
Pero la voz al otro lado de la línea no responde. Paula por fin reacciona y me quita el teléfono.
- Escúchame, maldito imbécil, me importa realmente una mierda si ya saliste, puedes pudrirte en cualquier otro lado. Pero te advierto, si te vuelves a acercar a mis hijos, yo... - frunzo el ceño, definitivamente el escuchar a Paula insultando deliberadamente es algo nuevo, algo realmente malo debe estar ocurriendo - No te acerques, no vuelvas a llamar y olvídate de nuestra existencia - cuelga ferozmente y se deja caer en el suelo.
Aunque lo que acaba de pasar, me ha dejado sorprendido, intuyo que preguntarle sería estúpido. La ayudo a ponerse de pie y caminamos hacia el sofá.
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Nuestro Momento
Teen FictionHace unos cuantos años Naomy abandonó su hogar, ¿la razón? Un corazón roto y una propuesta irresistible que elevaría su carrera. Ahora, tiene una vida que nunca se imaginó, disfruta de ciertos lujos y comodidades. Pero... ¿qué sucede cuando es hora...