Naomy
Abro los ojos con dificultad antes de retirar el cabello de mi cara y reincorporarme.
Ángel no está.
Me acurruco contra sus sábanas, deleitándome de su olor aún impregnado en las mantas.
Fue una noche maravillosa, es la primera vez en mucho tiempo que duermo con tranquilidad y completamente cómoda. Tras unos cuantos besos nos tumbamos sobre la cama y nos quedamos dormidos. No sé cómo, pero ahora estoy con una de sus poleras, increíblemente grande y calientita.
Me estiro, cual felino tras una siesta. Mis ojos me arden, de seguro están más hinchados de lo común siempre que despierto, pero definitivamente me hizo bien, contarle a Ángel todo lo que sucedía, me quitó un enorme peso de la espalda. Confío en él.
Antes de poder hacer algo, la puerta de su habitación se abre, pero no es él quien entra, sino Liessel. Sin previo aviso se lanza sobre la cama y me abraza.
- ¡Naomy!
- Hola, princesa.
- Sabía que estabas aquí, pero el bobo de Ángel dijo que no debía molestarte. Pero yo no te molesto ¿cierto?
Beso su mejilla y acomodo su flequillo para que no tape sus ojos.
- Por supuesto que no, niña.
- Y es así cómo me desautorizan frente a mi propia hermana menor – ambas giramos hacia la puerta, en donde está Ángel con una bandeja de comida.
Mi corazón late con rapidez al ver su sonrisa perezosa, se acerca en silencio y pone la bandeja en mi regazo.
Jugo de naranja, panqueques y frutas.
Pero no es eso lo que me muero por probar, sino sus labios, convencerme que lo que sucedió ayer no es un sueño.
Antes de poder decir algo más Lizzy, me interrumpe – Ángel hace muy buenos panqueques.
- Creí que los quemabas.
Levanta los hombros - Aprendí.
Su mirada es juguetona, levanta una ceja, esperando que ocurra algo entre nosotros.
- Espera, papá y mamá duermen juntos... - tomo un poco de jugo – Y ustedes también... ¿Se irán a casar?
Ay.
Me atraganto con e inmediatamente escucho la risa de Ángel. Esta niña tiene una gran imaginación. Parece no ser consciente de lo que acaba de preguntar, sus ojos están muy abiertos y parece querer oír la respuesta.
- Pues... - se adelanta su hermano mayor – Naomy no puede ir a casa porque tiene un pequeño problema y Stephanie no está, por lo que dormí en su cama y ella en la mía – miente.
Asiento y empiezo a comer lo que trajo para mí. Pero la conversación no termina ahí, Ángel toma mi mano y continúa hablando.
- Pero esta vez quiero hacer las cosas bien – trago en seco – No quiero que hayan malentendidos entre tú y yo, sabes perfectamente lo que siento por ti. Por eso... iré directamente al punto ¿quieres ser mi novia, muñeca?
Se me corta la respiración.
Es cuando cada una de sus palabras de la noche pasada se me vienen a la cabeza, él confesándome su amor y yo con plena confianza en sus palabras. Todo volviendo a la normalidad, solo que esta vez siendo oficialmente "novios". Cuando estoy por decir algo, veo a Lizzy, tiene los ojos muy abiertos y una de sus manos está sobre su boca, ocultando su sonrisa ansiosa.
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Nuestro Momento
Teen FictionHace unos cuantos años Naomy abandonó su hogar, ¿la razón? Un corazón roto y una propuesta irresistible que elevaría su carrera. Ahora, tiene una vida que nunca se imaginó, disfruta de ciertos lujos y comodidades. Pero... ¿qué sucede cuando es hora...