Naomy
Bueno, no es tan corto como me lo entregaron, pero sigue igual de ajustado.
Me pongo unos tacones y vuelvo a mirar mi reflejo. El cabello amarrado es una buena opción, quizá luzca más profesional.
Vuelvo a bajar la tela de mi falda.
Antes de notarlo, Ángel se levanta de mi cama y me sonríe, antes de acercarse a mí.
- Buenos días – dice con voz ronca.
Le sonrío, viendo como se posiciona a mis espaldas, apoyando sus manos en mi cintura.
- Hola – digo sonriéndole a nuestro reflejo.
Besa mi sien y esconde su cabeza en mi cuello. Antes de poder hacer algún comentario siento su lengua trazar un camino alrededor de toda la zona.
Aprieto los labios, evitando lanzar algún sonido gutural. Lo último que necesito es a mamá, Ian o Abby venir a chismosear por aquí.
- Si querías seducirme solo debías decirlo – dice en tono juguetón.
Rio – Por muy tentador que suene eso... - trato de controlar mi respiración – Ahora no puedo.
Frunce el ceño y se detiene. Me giro y apoyo mis codos en sus hombros.
- Debo ir a trabajar.
- No, no me digas que ese es tu uniforme.
- ¿Sí?
- No, no, no.
Toma mi mano y me guía hasta llegar a la cama, se sienta en ella, conmigo de pie frente a él y toma el borde de la tela, tratando de bajarla.
- Me encanta verte así, pero...
- No seas machista.
- No lo soy... – hace un bonito puchero – De acuerdo, tienes razón. Eres libre de usar lo que te apetezca.
Tampoco es que me agrade usar esto, pero me gusta que confíe en mí.
- ¿Así que no te veré en unas horas? ¿Puedo acompañarte siquiera? – entrecierro los ojos – No, tienes razón, confío en ti.
- De hecho, me encantaría.
Me agacho y beso sus labios. Pretendo que sea uno rápido, pero él es quien lo hace sumamente lento y con una chispa de pasión.
Una de sus manos viaja a mi trasero, estrujándolo; y la otra se dirige a mi zona sensible, acariciándola por encima de la tela.
- Se me ocurren unas cuantas cosas que podríamos hacer así.
Haciendo uso de mi mayor fuerza de voluntad, me separo de él, haciendo que gruña.
- Vístete, mi trabajo empieza dentro de unos minutos.
Besa con rapidez mi cintura y me da una nalgada. Se levanta y se encierra en el cuarto de baño.
****
- ¿Qué es lo que miras, inepto? – escupe Ángel apretando mi mano.
- Debo cambiar de uniforme – digo para mí.
Todo ha sido incómodo desde que llegamos a la universidad. Una serie de silbidos y piropos patéticos fueron lanzados, por supuesto me encargué de callarlos, amenazándolos con lanzarles uno de mis tacones en el rostro.
- Creo que hasta aquí está bien.
Toma mis manos y me acerca a él. Da una última mirada sobre mis hombros y finalmente toma mi cintura y me acerca a él.
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Nuestro Momento
Teen FictionHace unos cuantos años Naomy abandonó su hogar, ¿la razón? Un corazón roto y una propuesta irresistible que elevaría su carrera. Ahora, tiene una vida que nunca se imaginó, disfruta de ciertos lujos y comodidades. Pero... ¿qué sucede cuando es hora...