#41: Esta es perfecta.

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Stephanie

Llego tarde a la oficina, para variar.

Hablé con Chloe por teléfono y la tranquilicé, diciéndole que ya había recuperado todos los archivos.

Vicky entra tras de mí, con un par de cafés y me tiende uno.

- Lamento lo de los archivos.

- No te preocupes, ayer encontré una memoria en donde había una copia – digo sin poder evitar sonreír.

- ¡¿En serio?!

- Sí – comento abrazándola.

Fue un alivio encontrar la memoria, llevaba días con una enorme preocupación encima.

- Entonces ahora que la encontraste tendremos que averiguar quien fue la persona que borró los archivos.

Antes de poder decir algo más, entra Chloe, para mi sorpresa, Ian está detrás de ella, con una bonita sonrisa, me contengo de lanzarme a sus brazos y besarlo, necesito profesionalidad.

- Miren quien vino a visitarnos, nuestro niño bonito.

Me guiña disimuladamente y tengo que aplanar los labios para no sonreír.

Victoria lo mira como si fuera un holograma o algo parecido, ella es la única del trabajo que sabe lo que ocurre entre nosotros y debe estar preguntándose el porqué Chloe no lo sabe. De hecho, hemos pensado en decírselo, pero no sabemos cómo lo tomará.

- Bueno, muéstrame tu trabajo.

Enciendo la computadora y abro los archivos, los revisa en poco tiempo y asiente, satisfecha.

- Genial, linda. Mándame los documentos para poder imprimirlos.

- Yo pasaba por aquí – no sé exactamente de donde, pero Ian saca de algún lugar tres rosas, una roja, otra amarilla y la última blanca.

Con una sonrisa nerviosa, empieza a repartirlas, la amarilla para Chloe, la roja para Vicky y finalmente me da la blanca.

- Eres un sol, niño. Si tuviera 20 años menos, estaría loca por ti, tu novia debe ser una chica afortunada.

Lo soy.

- Gracias, Ian.

En poco tiempo Chloe sale de la oficina, disculpándose por una llamada que tiene, tras unos segundos grita el nombre de Vicky, quien rueda los ojos y sale tras ella.

Inmediatamente me acerco y rodeo su cuello con mis brazos.

- Tu novia es muy afortunada – digo besando la punta de su nariz.

- Creí que sería un bonito detalle, pero no quise ser muy obvio al darte solo a ti una, pensé en darte la roja, pero recordé que los colores fuertes no son lo tuyo.

- Esta es perfecta.

Miro por sobre su hombro, verificando que no haya nadie más, antes de besarlo brevemente.

- Dentro de unas horas le quitarán el yeso a Naomy, mamá quiere hacer una reunión, es su rara forma de saludar a su pierna ¿vienes?

- Nunca había asistido a una bienvenida tan extraña, pero suena genial.

- De acuerdo, ahora debo ir a una sesión y luego a la universidad.

Llamo a Ángel, para preguntar si también fue invitado, pero no contesta. Es raro, últimamente ha estado muy ausente, no lo veo dormir en casa y anda muy cansado.

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