#35: Hombres.

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Stephanie

- Ya veo a lo que te referías.

- Cuando era niña solía esperar a que todos se durmieran para venir a ver el amanecer.

Me acurruco y apoyo mi cabeza sobre su hombro. Estamos en las praderas, sentados sobre una manta y cubiertos por otra.

- Eso suena creppy. Una niña que escapa de su casa por las noches sin que nadie se dé cuenta para ir al campo.

Sus dedos acarician mi vientre, relajándome.

Los momentos con Ian son inolvidables, por muy... "únicos" que resulten ser en ocasiones. A pesar de la gran fiesta en mi honor, estar aquí es mil veces mejor, entre sus brazos y con sus besos.

A lo lejos vemos como un montón de personas salen de la casa con dirección a la salida, la fiesta debe haber terminado.

- Quiero hacer algo cliché – dice de repente.

- ¿Esto no lo es ya?

- Un poco más.

- De acuerdo...

Se separa y se pone de pie, inmediatamente intuyo lo que quiere y me cruzo de brazos.

- No, no, no me niego.

- Solo es un baile, ven.

- No sé bailar, Ian, nunca lo supe, lo único que haré es el ridículo.

Toma mi mano y me obliga a levantarme, es curioso, tampoco lo he visto bailar. Nunca.

Pone mis manos en sus hombros y desciende su mano a mi cintura, tampoco es que me resista mucho a su tacto.

- No hay música.

Levanta los hombros como si le diera igual, me convenzo a mi misma de dejarme llevar y sigo sus pasos, escondo mi cabeza en su cuello y lo abrazo.

- ¿Ves? No hay nadie que te vea hacer el ridículo.

- Se supone que esta es la parte en donde dice que no bailo tan mal.

Ríe – En realidad lo haces terrible.

Rio junto a él. Es algo que siempre supe, en realidad no tengo ritmo, la música no es algo a lo que recurro usualmente.

Es cuando el sol empieza a salir y el cielo se torna anaranjado, las nubes se adhieren al cielo, formando un hermoso espectáculo. Dejo de seguir sus pasos e Ian también se enfoca en mi objetivo.

- Wow.

- Una foto, mi cámara...

- No irás a buscarla ¿cierto?

Muerdo mi labio y tanteo mis bolsillos intentando encontrar mi teléfono. Ian se adelanta y saca el suyo antes de tomarle una foto.

- Listo, espero que tu instinto de fotógrafa se haya tranquilizado.

Beso su mejilla y le sonrío, me siento en la manta nuevamente, abrazando mis rodillas. Ian también vuelve a mi lado.

- Fue el mejor cumpleaños... hasta ahora.

- ¿Incluso si no resultó como lo planeamos?

- A pesar de todo.

- Tengo una cosa más.

Saca del bolsillo de su chaqueta un paquete y también una velita. Abre el paquetito y pone la vela sobre el pastelito antes de apoyarlo en su mano y ofrecérmelo. Mi corazón se acelera y no puedo evitar sentir calor en las mejillas, cuando tararea el "feliz cumpleaños".

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