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Tiempo: Temp 1 Cap. 9 – Cap. 10

–No... no... no... –Lance murmuraba para sí en lo que lanzaba pieza tras pieza de ropa sobre su hombro –. No... no... ¡agh no!

–¿Lance? –lo llamó Pidge asomando su pequeña cabeza a través de la puerta de la habitación –. ¿Por qué vociferas tanto?

–Hey, Pidge –respondió el joven moreno desde el suelo donde se encontraba sentado sobre sus tobillos –. Solo aquí buscando algo de ropa.

–¿Ropa?

–Sí, mi última pieza limpia que tenía... –explicó Lance jalando el cuello de su pijama azul – bueno, tú sabes...

–Ah... –soltó la pequeña paladín adentrándose en la habitación – te refieres a la comida que salió disparada por tu nariz ¿no?

¿Cómo olvidarlo? Ante tan inoportuno e inesperado comentario de Allura, Lance había lanzado por su nariz toda la cucharada de guiso de abominación que acaba de llevarse a la boca. Dejando así su palayera completamente cubierta de una plasta marrón; algo completamente inapropiado para presentarse frente a una hermosa princesa que había despertado curiosidad por el cortejo humano.

–No quiero ni recordarlo –dijo el joven con un leve temblor, ya que el simple pensamiento le erizaba los bellos de la nuca.

–¿Y de donde salió toda esa ropa? –preguntó pronto Pidge inclinándose junto a Lance, sacándolo así de sus pensamientos. Alrededor del joven moreno se encontraba un nido de prendas de diferentes de estilos y de colores primarios.

Ante su pequeño infortunio, el paladín azul le había preguntado a Coran sobre la posibilidad de encontrar más ropa en el castillos. Descartando la suya propia y de la princesa, el alteano le reveló donde se guardaba el antiguo guardarropa de los paladines originales.

–Mira esto –exclamó Lance levantando a la vista una larga tela azul de un hermoso tejido y bordado.

–Creo que es una especie de capa para la armadura –comentó Pidge acomodando sus lentes en su nariz.

–Es... elegante –soltó a su vez el paladín azul con su peculiar sonrisa en los labios, antes de frotar la tela contra su mejilla.

–Hey, hey. ¿Qué es eso? –preguntó la chica de lentes pasando sobre los brazos de Lance para indicar más prendas dentro de baúl.

–Parece una especie de traje de gala, pero con un estilo similar a la armadura.

Efectivamente, las telas elegantes y largas destacaban en el nuevo atuendo, pero poseía los mismos patrones que las armaduras de paladines.

–¡Oh! –exclamó Pidge sacando otra prenda de la caja –. Es una hoodie.

–Esto me gusta –comentó Lance una chamarra con un bello gravado.

Sacando prenda tras prenda, ambos paladines se encontraron diferentes atuendos destinados para cada uno de los paladines, con sus respectivos colores o logos. Había de todo en aquellas cajas, desde atuendos formales hasta los más cómodos.

A cómo iban descubriendo uno nuevo, Lance y Pidge no pudieron evitar sentir la presión de probarse las prendas, que por maravilla se ajustaba a sus tallas en el momento que se las probaban; lo que la pequeña paladín llamó: brujería alteana.

Antes de que se dieran cuenta, ambos terminaron realizando un pequeño desfile de modas, probándose cada una de las prendas y recibiendo las opiniones positivas o negativas de parte del otro.

Llevaban un par de horas en ello, cuando finalmente Pidge encontró un maravilloso (a sus ojos) overol con los patrones del león verde.

–¡Es justo lo que necesito para trabajar en la hangar! –soltó ésta fascinada dando vueltas sobre sí misma como si se tratase de un vestido para un baile.

Hilos de TelarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora