Mi universo Polydin.
Los paladines de Voltron no solo deben liberar a toda la galaxia, sino también deben comprender que son esos sentimientos que sienten los unos por los otros y descubrir si son reales o solo un efecto más de su conexión con Volt...
Lance estaba perturbado. No podía pensar, no podía dormir, no podía estar tranquilo. ¡No sabía que estaba pasando con él!
Su extraña histeria había iniciado hacia semanas... ¿cuándo exactamente? no estaba seguro; pero fue consciente de ello el día en que besó a Pidge.
El joven había estado detrás de muchas chicas en su corta vida, incluso Allura aún le sacudía por dentro; pero nada se había sentido igual que en el momento en que besó a la paladín verde, pero era extrañamente familiar a su experiencias pasadas como para saber de qué se trataba.
Eso no sería problema sí Pidge fuera la única que lo hiciera vibrar de esa manera, pero por desgracia para Lance, y la principal razón de su confusión, es que otras tres personas lo estaban volviendo loco. Añoraba el calor de los brazos de Hunk, la impactante mirada de Keith que lo estremecía y las dulces palabras de Shiro.
Sí, Lance podía asegurar que había perdido la cabeza... y nadie debía saberlo.
Como todo buen adolecente y actuando como algún enajenado antisocial (estilo Keith), el paladín azul hizo todo lo humanamente posible y en su poder, para evitar todo contacto con alguno otro de los tripulantes del castillo. En su defensa, la nave era bastante grande y con muy poca gente, lo cual hacía muy fácil sus deseos de soledad.
Pero nunca, nada había sido fácil para Lance:
–¡Lance! ¡Te he estado buscando! –lo llamó Shiro desde el otro lado del corredor, mientras intentaba escabullirse a su habitación. El pobre chico moreno soltó un leve gritó similar al de un perro chihuahua al ser pateado.
Solo dos vargas... solo había logrado ocultarse dos vargas.
–¿Qué-qué pasa Shiro? –tartamudeó volviéndose hacia él. Para su sorpresa, el paladín negro vestía la hoodie negra que habían encontrado Lance entre las ropas guardadas, e increíblemente lograba hacerlo ver más encantador.
–Lance, yo... ¿te encuentras bien? –cambió rápidamente el tema al ver la expresión de espanto en la cara de muchacho.
–Ah... nada... nada me sucede –mintió él –. ¿Qué necesitas?
–Hunk me comentó que al parecer tuviste un problema con Pidge...
–¡¿Eh?! ¡¿Problema?! ¡Yo no tengo ningún problema! –Lance interrumpió a Shiro inmediatamente y ansioso.
–Me alegra oírlo –dijo Shiro –. Me tenía preocupado. Lance, sé que Pidge puede ser un poco... ¿juguetona? Creo que sería la palabra. Pero al ser mayor que ella, espero más de ti en tu comportamiento. Uno aceptable.
–Ahhh... –balbuceó el chico moreno sin poder creer que tenía esa conversación con su líder paladín. Se sentía como siendo examinado por el hermano mayor de su novia...
¡Espera! ¡¿Acaso pensó: novia?!
–Así que, cualquier discusión que tuvieran, espero que puedan resolverlo lo más maduro posible.
–¿Discusión? Ohhh, piensas que ella y yo peleamos...
–¿Acaso no lo fue?
–Sí... sí lo fue –Lance mintió rápidamente otra antes de que volviera a meter la pata –: ¿Eso es todo? Porque tengo que... –agregó intentando huir, pero al dar el primer paso, la mano robótica de Shiro cayó sobre su hombro deteniéndolo en el lugar.
–Lance ¿seguro que estas bien? –dijo el paladín negro acercando su rostro demasiado al de muchacho, tanto que éste podía ver con claridad el contorno de la cicatriz en su nariz –. Te ves algo pálido.
El corazón del chico dio un vuelco dentro de su pecho, mientras Shiro le acariciaba suavemente la mejilla con el pulgar.
¿Por qué hacía eso? ¿Por qué hacía eso? ¿Cómo habían cambiado las cosas tan rápido? ¿Cómo Shiro había pasado tan rápido en su mente de ser el hermano sobreprotector a un afectuoso y atractivo hombre? ¿Porque tenía eso pensamientos? ¡¿Acaso no podía sonrojarse más?!
Lance tragó saliva entre lo que su mente se atormentaba a sí misma.
–Ya sé lo que es lo que necesitas –comentó Shiro posando nuevamente su brazo en el hombro del joven moreno permitiéndole tener un respiro, pero la increíble sonrisa seductora que se formó en sus labio hizo que Lance se pusiera más nervioso.
Oh, quiznak
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