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Tiempo: Temp 1 Cap. 9 – Cap. 10

–Esto tiene que ser una broma –soltó Lance por quinta vez consecutiva.

–Te escuche la primera, Lance –le respondió Shiro desganado en lo que le entregaba en mano una de las varas de combate alteana.

Una vez más Shiro había recurrido a la sala de entrenamiento. Era tanta la costumbre del paladín negro de llevar al joven moreno a tal lugar, que éste no pudo evitar peguntar:

–¿Por qué todo tiene que ser físico contigo? –dijo mientras tomaba el arma que Shiro le ofrecía. Pero en el momento en que éste le dio la espalda no pudo evitar decir en un débil susurro –. Aunque es obvio.

–¿Dijiste algo? –preguntó el paladín negro mirando a su compañero sobre su hombro.

–Yo nada –se apresuró a responder Lance.

–De acuerdo –Shiro trató de dejar pasar las asperezas –. Algo que aprendí durante el tiempo que fui prisionero –explicó con sus manos en la cintura –, es que las actividades físicas son excelentes para despejar la mente y liberar el estrés.

–Estos no es precisamente una rutina de ejercicios –dijo Keith del otro lado de la habitación, haciéndose notar por primera vez. Y al igual que Lance, contaba con su propia vara de combate. El pobre paladín rojo había sido arrastrado hasta aquella habitación por Shiro sin tener la menor idea para que.

Cuando vio a Lance, intentó escabullirse sin éxito.

–Eso es otra cosa –exclamó Lance señalando al otro joven en la habitación –. ¿Por qué siempre Keith?

El sentimiento era compartido, especialmente después de la última vez que habían entrenado juntos. Desde entonces, se evitaban como dos imanes con polos opuestos.

–Porque para ser una lucha justa lo mejor estar con alguien más cercano a tus capacidades físicas –explicó Shiro con una sonrisa culposa que no le agrado nada a los otros dos paladines –. Además tienen muchas cosas que resolver entre ustedes –murmuró para sí en lo que se alejaba de la zona de combate.

–¡¿Qué dijiste?! –gritaron los dos chicos al unisonó.

–¡Que pueden ir comenzando!

A diferencia de la vez anterior, Lance y Keith se comprometieron de lleno en el entrenamiento, a lo que Shiro atribuyó a su guía y supervisión. Pero no tenía la menor idea que ambos jóvenes tenían el verdadero propósito de no repetir los acontecimientos de su primer entrenamiento juntos, por ello lo habían tomado con más profesionalismo.

Shiro en su ignorancia, estaba orgulloso de ambos en cierta forma. Desde que conocía a ambos chicos habían crecido mucho como personas. Keith había llegado repentinamente a su vida cuando éste era aún muy joven y claramente necesitaba ayuda. Le daba gusto descubrir de lo mucho que había cambiado; aún tenía que trabajar con su temperamento, pero iba por buen camino.

Con Lance en cambio, no tenía más que un mes de tratarlo de manera personal. Lo recordaba vagamente de la academia; pero en el mes que llevaban viajando juntos, había descubierto que debajo de aquella imagen exterior que Lance intentaba vender a todo mundo, había algo más importante por brilla. Prácticamente era un diamante en bruto, uno que Shiro podía sacar a relucir... justo como hacía con Keith.

El paladín negro no pudo evitar sonreír ante ese pensamiento. A sus ojos, Lance y Keith eran tan similares como diferentes a la vez. Era por ello que estaba convencido que formaría un perfecto equipo, si podía evitar lanzarse al cuello a cada momento.

Eso era muy importante para Shiro, el que ambos paladines se llevaran bien era necesario para el equipo, lo necesitaba el universo y lo necesitaba él.

Nada hubiera hecho más feliz a paladín negro en esos momentos que ver el fruto de su esfuerzo a futuro: a Lance como ser desinteresado que era en el fondo y Keith como un líder en potencia. Eso hubiera hecho su corazón latir con más fuerza dentro de su pecho y sentirse digno de su amor...

Espera un momento...

La mente de Shiro dejo funcionar ante esa idea.

¿Amor? ¿Realmente se refería a eso? ¿Cómo podía ser posible? ¿Amar a Keith y Lance? ¿Amarlos? ¿A los dos? ¡¿Al mismo tiempo?!

Y no le quedaba ninguna duda a qué tipo de amor se refería, ya que su corazón latía con fuerza y no podía dejar de sonreír al verlos. Shiro conocía el sentimiento a la perfección, ya había estado enamorado antes...

¡¿Enamorado?!

Olvidando completamente el enfrentamiento de ambos jóvenes, Shiro realizó un silenciosa huida de la cuarto de entrenamiento. Y por primera vez en hacía mucho tiempo, estaba completamente confundido. 

Se esperaba algo diferente? je je je

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Se esperaba algo diferente? je je je

Nos vemos en el siguiente capitulo, que los fans del Klance va a disfrutar.

Hilos de TelarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora