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Tiempo: Temp 1 Cap. 9 – Cap. 10

Allura había tenido suficiente. Además, se sentía muy incómoda siguiendo con la "investigación" o al menos así era como Coran llamaba su espionaje de los jóvenes paladines. Y después de varios vargas en ello, la princesa alteana se sentía mucho más confundida, así como lejos de obtener una respuesta.

Por lo cual, dejo que su compatriota alteno siguiera con sus supuesta vigilia de los paladines, mientras ella enfrentaba la situación de lleno. Así como los humanos llamaría: tomar al toro por los cuernos... sea lo que eso significara.

Así emprendió la búsqueda de sus nuevos compañeros humanos por los espaciosos pasillos del castillo; por suerte para ella, la inteligencia del mismo detectaba a cuatro de ellos reunidos en la sala comunal previa a las recamaras.

Sintiéndose segura de sí misma y de su propia elocuencia, Allura marchó hasta su destino deseosa de poner punto final a las dudas y temores de los paladines. Había mucho que aún no discutía con ellos sobre la misión cargaban en sus hombros y la importancia de la misma, por lo que era primordial para ella y para el universo, detener cualquier confusión que hubiera en las mentes de los paladines y sus corazones, aunque significara destruir las posibilidades de algo hermoso.

No. Es simplemente un efecto a la conexión con voltron. Allura trataba de convencerse a sí misma de que la vacilación que presencio en las interacciones de los paladines no era real. Eso no podía ser amor, porque si fuera amor verdadero, no habría tanto caos en las mentes de los terrícolas.

– ¡Es solo una teoría!

La voz de Pidge retumbó tan fuerte por el pasillo que precedía a la sala comunal que detuvo en seco los pasos de la princesa.

–¿Pero puede ser posible que... "esto", no sea real?

Allura no era precisamente de las personas que escuchaban conversaciones privadas, así como espiar a otros por cámaras de seguridad, pero algo en ella la impulsó a acercarse al umbral de la puerta de la sala común y escuchar a los jóvenes paladines desde la oscuridad del solitario del pasillo.

–Por eso se llama teoría, Keith –insistió la pequeña paladín con clara frustración en su voz.

–Y si lo fuera... –fue Lance en próximo a hablar, pero la incertidumbre estaba clara en su tono – ¿Eso quería decir que todo lo que sentimos es ajeno a nosotros? ¿Simplemente es una confusión?

–No –interrumpió Hunk –. Los sentimientos no siempre tienen sentido o se puedan calcular matemáticamente. Pidge se que te gusta que todo tenga lógica, pero el amor no es lógico.

–Pero estos no es normal –insistió Keith con tono cortante.

–Bueno, técnicamente estamos viajando por el espacio en un castillo mágico de más de mil años de antigüedad y piloteamos cinco leones cósmicos con vínculos psíquicos –indicó Pidge –. ¿Qué hay de normal en todo esto?

–¿Creí que pensabas que "esto" no era real?

–¡No sé qué pensar! ¡Esto está fuera de mi área de confort!

–Pidge, Keith –los interrumpió Hunk –. Entiendo que esto es nuevo para ustedes, también es nuevo para mí. Pero... ¿no pueden ver lo maravillo? Sentir algo tan fuerte y bello por los demás, estar conectado a algo mayor a uno mismo. ¿Apreciarse más que completo?

Un silencio largo siguió a las emotivas palabras del paladín amarillo, en la que sin duda cada uno de los presentes de aquella sala se debatía entre dejarse llevar o tener miedo a lo desconocido.

Hilos de TelarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora