Esp. 1.1

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Tiempo: Temporada 2 Capitulo 7 – Capitulo 8

Después de la partida de sus compañeros, Shiro y Hunk comenzaron la ardua pero importante tarea de armar el campamento. Por suerte para ellos, el castillo estaba preparado con muchos aditamentos para subsistir a la intemperie, aunque claro con el maravillo toque de la tecnología alteana. Grandes y cómodas tiendas de campaña o algo parecido a lo que tenían los humanos en la tierra, se armaban automáticamente cuando se usaba la clave exacta de botones en su panel de control. Les tomó unos cuantos intentos encontrar la combinación correcta.

Durante todo ese tiempo, Shiro lució una increíble y gigantesca sonrisa que parecía iluminar su alrededor. Normalmente, una actitud tan positiva sería bien recibida, pero Hunk, que había descubierto ante los peligros de su misión a ser cauteloso, no podía evitar sentirse algo preocupado por el cambio repentino en la actitud de su líder.

Resultaba imposible olvidar como el emperador Zarkon mientras les dio caza por casi todo el universo, había puesto lo niveles de estrés entre los paladines al máximo.

Sus inseguridades mantuvieron a Hunk distraído lo suficiente para que Shiro se percatara de la penetrante, pero perdida mirada del paladín amarillo.

–¿Sucede algo, Hunk? –le preguntó sin miramientos.

–Eh... no, yo solo... –tartamudeó éste desenfocado –me preguntaba si los demás están bien –agregó prontamente, rascándose la nuca. Aún era verdad su preocupación por sus queridos compañeros, evitar mencionar la duda en su cabeza.

–Según los escáneres del castillo esta es una zona deshabitada –le informó Shiro contemplando el bosque a sus alrededor –, bastante alejada de las poblaciones del planeta. No hay ningún peligro inminente, y si lo hubiera los leones se darían cuenta mucho antes que nosotros.

–Lo entiendo... pero...

–Hunk ¿Hay algo más que te preocupe?

¿Acaso... era algo para preocuparse de verdad? El paladín amarillo no podía evitar sentir que estaba haciendo un drama que ni siquiera estaba seguro que existía ¿Qué había de malo que Shiro estuviera feliz? ¿Había que preocuparse de su cambio de actitud? ¿Por qué le emocionaba tanto el campamento?

Sin tener el valor de preguntar por las dos primeras, optó por la última:

–¿Es en realidad un buen momento para hacer salir de campamento?

–¿A qué te refieres? –soltó el paladín negro con la aprensión escrita por todo su rostro.

–Apenas hace unos días estábamos huyendo de Zarkon y su ejército sin conocer la forma en que nos localizaban –se apresuró en explicar Hunk –. Sin olvidar que aún no hemos investigado las coordenadas que nos entregó Ulax de la espada de Marmora. En cambio, no encontramos aquí, haciendo un campamento.

Shiro no le respondió de inmediato, incluso su mirada se desvió de la suya y quedó incrustada en el suelo bajo sus pies. Hunk no supo en un principio como responder ante su hermetismo; resultaba extraño, apenas hace unos segundos antes se veía tan feliz. El paladín amarillo deseaba de nuevo verlo así.

Nervioso, decidió continuar con el armado del campamento, cuando repentinamente se percató de como Shiro pudo haber interpretado sus palabras y ser la razón de su repentina seriedad.

–¡Espera! –soltó alarmado llamando la atención de su líder – ¡No quiero decir que dude de tu liderazgo! Es solo qué...

–No es momento, lo sé –lo interrumpió el otro con tono suave y cordial –. Hunk también siento que no es lo más adecuado teniendo cuenta la situación en que nos encontramos –agregó con una de su características sonrisas –, además después del enfrentamiento mental que tuve contra Zarkon por león negro. Pero sí algo que he aprendido en nuestras misiones como paladines y de las conexiones con los leones, es que el vinculo entre nosotros es fundamental para el éxito. Entre más fuerte sea, más fuerte será Voltron.

Shiro dejo las herramientas que llevaba en las manos y se aproximó a su compañero.

–No sabemos que nos deparara cuando nos encontremos con la espada de Marmora y lo que planea ahora Zarkon al saber que no puede localizarnos a través de negro, pero la mejor forma en que podemos estar preparados para lo que se avecina es con una conexión más fuerte como equipo.

El paladín negro posó su mano robótica sobre el hombro de Hunk al quedar frente a él. Su mirada era profunda y llena de intensidad, en lo que su rostro reflejaba la seguridad que siempre encontraban reconfortante sus compañeros en él, así como la calidez de su corazón. El paladín amarillo quedó prendido como una polilla a una llama.

–La confianza entre nosotros es fundamental...

–Entiendo, Shiro –respondió Hunk tomando la mano de su líder que aún yacía en su hombro –. Sé cuanto Pidge, Lance y Keith me necesitan... –agregó con una sonrisa –yo los necesito...

Shiro le sonrió por igual, apretando sus dedos.

–Yo... también te necesito, Hunk...

La distancia entre ambos se acortó un poco más...

–¡Oh! –bramó de repente una voz al otro lado del campamento. Ambos paladines se volvieron para encontrarse a la menuda chica de lentes con una expresión inquisitiva por todo su rosto –. ¿Acaso me he perdido de algo interesante? –preguntó.

–Eso fue rápido –dijo Hunk separándose de Shiro para aproximarse a la recién llegada –. ¿Encontrarte algo para comer?

–Gracias a los escáneres, pude encontrar estas frutas que no son venenosas –dijo Pidge mostrando el pequeño botín que llevaba en brazos –. Pero probablemente vamos a necesitar más que solo esto.

–Tienes razón –aceptó Shiro uniendo a sus compañeros –. Hunk, puedes ir a buscar a Lance y ver si pueden encontrar algo más de comida; Pidge puede relevarte en ayudarme a armar el campamento.

–Yo lo preferiría –se apresuró comentar la paladín verde claramente complacida con la idea de cambiar tareas.

–Sí, no hay problema.

Shiro y Pidge continuaron armando el campamento, mientras Hunk se alejaba lentamente mirándolos por encima de su hombro. Contempló de nuevo la sonrisa brillante de Shiro que le había resultado preocupante como atrayente, y no pudo evitar pensar, que al menos por un segundo, le pareció que Shiro deseaba alcanzarlo como él y sus compañeros intentaron hacerlo primero y fallaron.

Tal vez Pidge tendría más suerte en descubrir que le sucedía.

Hunk es el más perceptible a las emociones de los cinco, claro que se daría cuenta en el cambio de Shiro, ahora quedará ver si Pidge lo ve analíticamente

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Hunk es el más perceptible a las emociones de los cinco, claro que se daría cuenta en el cambio de Shiro, ahora quedará ver si Pidge lo ve analíticamente. 

Gracias por leer.

Hilos de TelarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora