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Tiempo: Temp 1. Cap. 10

Ya había pasado casi una varga completa sin que Pidge, Hunk y Lance, hayan tenido noticias de sus compañeros paladines y la princesa. Shiro y Allura lograron subir en una de la naves de la base espacial galra en la que se habían infiltrado; mientras que Keith, como clásico lobo solitario, fue por su cuenta a investigar más de la misma base en que se encontraban. Dejando a los otros tres miembros del equipo sin mucho que hacer, más que esperar.

–¿Creen que podría estar en problemas? –dijo Lance repentinamente mientras contemplaba con calma el techo de la central de comando de la estación.

–Eh... ¿Quién? –preguntó Hunk sin comprender en lo que intentaba alterar unos circuitos del centinela que Pidge quería jaquear.

–¡Simplemente se largo! –espetó Lance sacudiendo sus brazos en todas direcciones –. En estos momentos podría haber sido capturado ¡O estar muerto!

Hunk y Pidge intercambiaron una mirada antes de confirmar lo que estaban pensando ambos:

–Keith –dijeron al unísono.

–¡El muy quiznak me ignoró por completo! –bufó el paladín azul indignado cruzando sus brazos sobre su pecho. Las órdenes de Shiro habían sido específicas durante su ausencia, mantenerse juntos y no tomar riesgos innecesarios. Keith en cambio, tuvo otra idea cuando salió solo por las puertas de la sala de comando a pesar de los llamados de Lance.

–Keith es un chico grande, él sabe cuidarse solo –comentó la pequeña paladín verde regresando sus ojos a la pantalla de su computadora.

–Además, creo que necesita algo de espacio. No tomó muy bien la negativa de Shiro –comentó Hunk algo dolido de recordarlo.

Su larga espera por la recuperación de Allura antes de retomar su posición en la guerra, había llevado a los paladines a una realización sobre sus propios sentimientos con respecto a sus compañeros. Los cuatros jóvenes paladines habían decidido darle una oportunidad al amor. En cambio, el mayor de todos... no lo tomó tan bien.

–Pero esta es una base del enemigo –indicó Lance apoyándose en su rodillas para quedar sentado en el frio suelo de metal–. ¿Quién sabe qué peligros hay aquí?

–Tienes razón –aceptó Pidge –. Es por eso que monitoreo de cerca las señas del león rojo. Aún estando tan lejos en el castillo, soy capaz de detectar cualquier fluctuación en su sistema de auto-activación. Sí Keith esta en problemas, su conexión con rojo nos lo revelara.

–¡Pidge, eso es brillante! – la alagó el paladín amarillo.

–Gracias. Lo he hecho con todos los leones.

Sin argumento con cual continuar, Lance simplemente tosió la boca y trató de encontrar otra manera para manejar su propia frustración.

–¿Creen que haiga algo entre Shiro y Allura? –el joven moreno soltó la bomba. La pregunta tomó tanto por sorpresa a sus dos compañeros, que Hunk confundió los cables provocando una chispa, y Pidge tecleó de más un comando que provocó que el centinela diera un brinco.

–¡¿Qué?! –soltaron ambos mirando con incredulidad al paladín azul.

Shiro se había convertido en un tema delicado para ellos. Después de su rechazo en la mesa del comedor, la relación de los jóvenes paladines y su líder, claramente se había afectado. La obvia preferencia de solo la compañía de Allura para ese trabajo de infiltración daba las impresiones incorrectas.

–Ya que lo pienso, no lo creo posible –bromeó Lance rascándose la nuca –. Además si Allura estuviera interesada en alguien, sería en mí –agregó de último con una lasciva sonrisa.

–¿En serio, Lance? –se quejo Hunk.

–¿Qué quiznak contigo? –le espetó Pidge ofendida –. Dices eso... estando con nosotros.

–Hey, soy coqueto por naturaleza. Es parte del paquete, y admítanlo, ustedes lo adoran.

Por varios ticks Hunk y Pidge le dirigieron a su compañero una mirada totalmente incrédula.

–Sí, tiene razón –admitió Hunk rompiendo el silencio y encomiendo los hombros.

Lance le lanzó un beso por el aire, mientras Pidge se rascaba las sienes. Comenzaba a entender porque Shiro evitaba ser parte de eso.       

Regresamos

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Regresamos. 

Lamento la larga espera, pero también necesitaba unos días para mí y para celebrar mi cumpleaños. Ahora, disfruten el inicio de la tercera parte de ésta historia. 

Hilos de TelarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora