Shiro se dio la vuelta de nuevo en su cama perdiendo lo poco que le quedaba de sueño. Tenía unas pocas horas para aprovechar y descansar antes de que llegaran al siguiente objetivo, pero no importaba cuando deseaba continuar durmiendo, el agotamiento se había marchado. Gradualmente, como su mente comenzó a recobrar la lucidez, los sucesos de los últimos días regresaron a su memoria y con ello el masivo y casi desesperado plan que formaron para detener de una vez por todas al emperador Zarkon y su imperio Galra.
El exhaustivo trabajado que habían tenido últimamente los paladines de Voltron para poder llevar a cabo la descabellada idea de crear un gigantesco teludav que les permitiría separar al tirano líder de su poderosa armada y obtener una ventaja en la batalla, los había mantenido muy ocupados, ya que para ello, requerían un gran cantidad de scaultrite que solo se podía obtener del estomago de un gigantesco gusano espacial come-planetas moribundos llamado weblum. Keith y Hunk habían tenido éxito en su misión de obtener tal material necesario para hacer posible la creación de agujeros de gusano, a pesar de las dificultades que tuvieron en el camino.
Shiro se recargó contra las almohadas de su cama y perdió su vista en el techo de su cabina, en lo que su mente divagaba sobre los resultados de tal misión. Ambos paladines habían logrado su objetivo, pero por lo que Keith comentó, había un galra en la inmensidad del espacio que conocía la necesidad que tenían los paladines por la scaultrite; solo esperaban que ese desconocido individuo no le informara a nadie del imperio galra sus planes antes de que ellos pudieran actuar.
Aunque había más elementos que faltaban considerar, ya que el éxito en la construcción del teludav no solo dependía de la scaultrite que permitían la trasmisión y canalización de la señal, sino también del poder de un cristal de balmera que proporcionaría toda la energía, y de un científico, brillante pero demente de nombre Slav, que se encargaría del correcto funcionamiento del aparato.
El solo recordar al escuálido y pequeño alienígena, hizo que el paladín negro tuviera un leve dolor de cabeza. Pero muy a pesar de su molestia sobre Slav y sus... excentricidades, él era necesario para el triunfo de la misión.
Aunque todos confiaban en el intelecto de Slav para el correcto funcionamiento de un teludav de tales dimensiones, la construcción del mismo requería más de lo ya mencionado. Los olkari, quienes eran los ingenieros responsables de la creación de la estructura del aparato, solicitaban un material especial que fuera lo suficientemente fuerte para resistir la cantidad de energía que produciría el teludav, pero también ayudara a su flujo.
Según sus aliados, el único material que cumplía tales requisitos era...
–Telum... –un débil murmuro sacó de sus pensamientos al paladín negro dejándolo consiente del pequeño bulto que estaba oprimido contra uno de sus costado.
Una sutil sonrisa se dibujó en el rostro de Shiro en lo que movió con cuidado las sabanas que cubrían a su compañera de cama. Pidge estaba profundamente dormida en posición fetal completamente apretada en un ovillo contra el abdomen del paladín mayor, mientras leves murmullos y suspiros salían de entre sus labios.
–...teludav... –continuó diciendo esta en sus sueños.
Shiro se enterneció ante aquella visión.
La joven paladín había pasado horas ayudando a los olakari en las ecuaciones necesarias para la construcción del teludav, después de haber combatido a una robo-bestia y llevado a cabo una misión de rescate, donde inesperadamente obtuvo una pista sobre el paradero de su hermano perdido.
Sin duda Pidge había tenido muchas emociones en últimas horas, además del trabajo arduo de ayudar con el teludav. Ella más que nadie se merecía un descanso y ser reconfortada ante la separación de con su hermano y padre. Darle su compañía incondicional era lo mínimo que podía hacer Shiro por ella de momento, pero estaba decidido en ayudarla encontrar a sus familia en el futuro.
–Vamos a encontrarlos, Pidge –susurró en voz baja.
Con delicadeza, el paladín negro apartó unos mechones de la frente de la joven sin despertarla. Le resultaba curioso (y también agradable) la nueva costumbre de la paladín de buscar su compañía en específico para dormir. Tal vez algo tenía que ver con el hecho que la habitación de esta fuera un desastre total, pero a él tampoco le desagradaba tenerla cerca.
Era una lástima que pronto tendría que despertarla.
–Shiro –la voz de Allura retumbó desde el comunicador del castillo con suavidad, tal vez anteponiéndose al hecho de estar interrumpiendo algo –. Hemos llegado.
–Vamos de inmediato –respondió con firmeza a pesar de la pena de acabar con aquel agradable momento.
Con cuidado, Shiro despertó a Pidge.
Finalmente les traigo la historia extra pero parte de mi universo polydin.
Espero que disfruten tanto como la historia principal.
Saludos.
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Hilos de Telar
RomanceMi universo Polydin. Los paladines de Voltron no solo deben liberar a toda la galaxia, sino también deben comprender que son esos sentimientos que sienten los unos por los otros y descubrir si son reales o solo un efecto más de su conexión con Volt...