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Tiempo: Temp. 1 Capitulo 1 - Comic Volumen 1, No. 1

Allura como hija del rey Alfor de Altea, había recibido gran educación como futuro miembro y delegado de la diplomacia intergaláctica de su planeta. Le habían enseñado a relacionarse con otras especies, como interactuar apropiadamente y no rechazar las diferencias y excentricidades de otros; herramientas fundamentales en su desarrollo como heredera de su padre.

Entre ello, tenía los modales necesarios, la labia y por supuesto, conocimiento sobre otras razas en la vasta existencia del universo. Y a pesar de los siglos de descubrimiento y viajes de su propia especie, había aún ciertos puntos de la galaxia que un alteano nunca había puesto un pie.

Justamente, la "Tierra" era uno de esos lugares.

La princesa en su vida nunca había sabido, visto o conocido a un humano, antes de que los cinco paladines se presentaran ante ella en su castillo después de 10000 de largo sueño. En primera instancia, ella y Coran, podían asumir ciertas similitudes en entre sus especies. Según los escáneres del castillo, eran mamíferos de sangre caliente y de constitución física y muscular parecida a los alteanos. También contaban con la misma diversidad genética que se expresaba en diferencia de tamaño, complexión y pigmentación en diferentes partes de su fisonomía dependiendo de cada individuo.

Pero aún así la princesa comenzó a hacerse preguntas sobre éstos "humanos".

Había descubierto podían tener grandes diferencias en sus personalidad de un individuo a otro, incluso con la cercanía de sus edades; lo poco practicas que resultaban sus orejas, y no dejaba de cuestionarse, sí todas la hembras humanas eran tan pequeñas en tamaño a comparación de los machos de su especie.

Pero aquellas curiosidades, en lugar de ser desconcertantes, resultaban...interesantes, ante los ojos de Allura. Aunque los humanos era increíblemente debiluchos a comparación de muchos infantes alteanos, contaban con una determinación aún más fuerte que la mayoría de la raza de la princesa, una perseverancia que rayaba en la testarudez, podían ser simplemente brillantes e increíblemente adaptables. Tal vez eran esas características por la que los leones de Voltron los eligieron y porque Allura los admiraba.

Aún así, había descubierto ciertos comportamientos recientemente que la princesa aún no entendía de todo. Ella era consciente que la mayoría de los paladines eran aún jóvenes, y a pesar de la importante misión que cargaban sobre sus hombros, ellos utilizaban su tiempo libre para bromear, jugar, tomar sueños embellecedores y cantar extrañas melodías que ellos llamaban clásicos de antaño.

Allura había compartido muchas veces con Coran los descubrimientos que hacía de sus nuevos compañeros humanos, y aunque éste se mostraba igualmente intrigado que ella, su compatriota de altea ignoraba fácilmente las excentricidades de los paladines a pesar de lo enigmáticas que le resultaban.

Incluso, la princesa tuvo que guardarse varios descubrimientos antes de revelarle a Coran sus primeras teorías al respecto de la conducta que estaban teniendo los paladines. Los había descubierto más de una ocasión, sonreían constantemente los unos a los otros, se buscaban para hacerse compañía, aún si no tenían nada que compartir o hablar; había un excesivo contacto físico aunque éste fuera muy leve; y en muchas otras ocasiones, sus rostros se tornaban de un color carmesí que generalmente conllevaba a una rápida huida del afectado.

Sí, Allura ignoraba mucho de los humanos, pero incluso ella podía ver ciertas similitudes en tal comportamiento, en especial cada vez que los veía la forma que los ojos de los humanos brillaban al estar juntos, cualquiera de los cinco o todos a la vez. La princesa podía ver las similitudes con el acto de cortejo de los alteanos.

Los alteanos a diferencia de muchas especies, eran monógamos de por vida. Solo tenían una pareja reproductiva en su existencia, a la cual guardaban luto una vez que ésta partía. Pero mientras en otras razas que podían tener múltiples de parejas y con las cuales les era común tener sentimientos afectivos, el amor no estaba envuelto principalmente con la pareja reproductiva en altea.

Sí, una pareja reproductiva altena sentía atracción el uno por el otro, y con el tiempo podían desarrollar afecto y apego tan fuerte para dar la vida por esa persona. Pero para un alteano eso no era el verdadero amor.

El amor era un sentimiento demasiado puro que generalmente se asociaba a otra persona en la vida de un individuo, fuera un miembros de la familia, un amigo o incluso una fuente de inspiración. Rara vez, los alteanos involucraba los sentimientos románticos con el amor verdadero, incluso algunos podían verlo como tabú dependiendo a quien se dedicaba esos sentimientos.

Pero aún así, Allura podía ver similitudes en la tácticas de cortejo altena con el comportamiento de los paladines. Ella no estaba segura si los humanos veía el amor de la misma manera que altea, o se cortejaban como ellos (aunque Lance lo volvía un enigma con su constante coqueteo), pero sinceramente su conducta era algo que debía investigar más a fondo, ya que los paladines tenían una importante misión a cuestas y no podían estarse distrayendo con tonterías y romanticismo.

Así que la princesa aprovechó que los paladines y Coran se habían marcharon aún entrenamiento, para tratar de investigar más del tema en otras especies similares a los humanos, así como los efectos que podría estar provocando en la unión de Voltron.  

Después de mucho meditarlo, decidí no separar los archivos y mantener toda la serie de fics: Hilos de Telar juntos

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Después de mucho meditarlo, decidí no separar los archivos y mantener toda la serie de fics: Hilos de Telar juntos.

Espero que disfruten el regreso.

Feliz año nuevo.

Hilos de TelarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora