3. Un poco de su propia medicina

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Alisha.

Casi siempre estoy cansada, pero en estos días a sido de lo peor, los desvelos, beber y matar me ha agotado de tal manera que me quedo dormida en clases, justo como ahora cuando el timbre volvió a sonar.

Voltee a ver a Amber lentamente y vi su postura firme y delicada, la admiro mucho, y la quiero de igualforma, es la hermana mayor, nuestra líder, aunque no nos gusta llamarlo así. Sabemos que somos como abejas persiguiendo a la reina de la colmena, pero así a sido siempre, tampoco es que nos moleste.

Ella siempre nos dice que hacer, cuando mantener la calma y nos recalca si estamos haciendo algo mal, y es raro que todavía no le haya dicho nada a Anya sobre golpear a alguien del insti, sabemos que debemos tener un perfil bajo.

— ¿que haremos?— pregunte mientras miraba a Amber.

— tenemos trabajo que hacer...— dijo agarrando su bolso.

—regresamos al almuerzo... tal vez no...— dijo Amber con su usual voz fríanlo aunque melodiosa, se levantó de su lugar, nosotras imitamos su acto.

— nos vamos en tu Audi — dijo Anya y salimos del salón, caminamos en línea por los pasillos, no era intencional, pero de alguna forma siempre nos formábamos.

Mi vista no pudo evitar ver a Katia, y cuando la miré le dedique una sonrisa cálida, y me fui acercando a ella levemente. Mis hermanas supongo que por inercia se quedaron paradas hablando, pero observándome.

katica sabe lo que le sigue, -así le digo yo, katica- ella es mi informante, me dice todo lo qué pasa en el instituto, una vez la golpee por presión de Anya, ese dia fue el dia en el que vi una parte muy fea de mi, me sentí tan culpable por hacerle daño a ella. Sus ojos azules cielo se encontraron con los míos, y enseguida ella aparto la mirada.

— Katica— dije cuando llegue a ella, esta me sonrío y se sonrojó un poco.

— Alisha...¿co-como ha estado tu día?— dijo tartamudeando y desviando la mirada, me acerque más a ella, esta retrocedió y chocó con un casillero, un día de estos la volveré a tener así, acorralada, temblado abajo de mi.

— tedioso, como siempre...— dije mientras golpee levemente el casillero para que me mirara a los ojos, no lo hizo, tense mi mandíbula, detesto que no sea capaz de mirarme fijamente como en otras ocasiones.

— dime qué ha ocurrido hoy, por favor...— agarre su cara cuidadosamente para qué me viera y con mi pulgar acaricie su mejilla.

— ayer llegaron...unas chi-chicas nuevas al ins-instituto, son gemelas — dijo nerviosa -odio que tartamudeen- pero a ella se la pasó por ser adorable.

— dime algo que no sepa y deja de tartamudear, por favor— seguí acariciando su mejilla, ella puso su mano en la mía, la apretó un poco y la acaricio levemente. Cuidado con lo que haces, niña...ya me cuesta decir las cosas amablemente, y viene ella a hacerme cariños. Ella es lo único que me mantiene cuerda.

— también ingreso un chico de intercambio — soltó.

— ¿quién es?, ¿cómo se llama?— pregunté animada, aunque estaba algo concentrara en sus suaves labios.

— si, Lucio Pascuale, es Italiano— por un momento sentí que le fastidiaba mi toque en su mejilla así que me detuve y quite mi mano de su piel tersa, aunque ella no soltó mi mano, tal como hacía aquellas veces...

El sonido del timbre me hizo regresar a la realidad, donde yo tenia que irme y no quedarme mas tiempo con ella.

— buen trabajo, katica— dije sonriendo y soltando su mano de la mía. Me alejé de ella con una linda sensación y fui hacia mis hermanas, pero algo no me dejó, sentí un jalón de cabello fuerte, y voltee rápidamente a ver quien era, y observe a una de las gemelas, enseguida miré a Katia que miraba la situación confundida. le dije que corriera, a lo que ella salió corriendo, no quiero que vea lo que sigue. Fue solo en cuestión de segundos.

La heredera de la mafia (terminado, pero en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora