4. El Trabajo

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Amber.

Estábamos llegando a casa, las puertas del portón se abrieron y mi aun se podía sentir la tensión en el auto, estacione y me salí del auto sin siquiera dirigirle la palabra a mis hermanas, y si no me han dicho nada es porque saben que tengo razón, lo peor es que mi papa les tiene una sorpresa.

Llegando a su despacho toque la puerta y escuche un  "pase" de su parte.

— hola papi— lo salude cálidamente, él me miro y sonrió un poco.

— hola hija mía...¿cómo estas?— dijo mientras miraba unos papeles en su escritorio.

— bien...— dije sin mucha explicación, aun sabiendo qué estaba mal y que en cualquier momento me rompería a llorar.

—  no pareces estar bien— escucharlo decir eso hace esto mas difícil. 

—  lo superare, te prometo que estoy bien...— dije sintiendo mis ojos aguados queriendo llorar. 

—  esta bien, no estar bien...— dejó los papeles que miraba y se quito sus lentes para ver, el iba a decir algo más  pero escuchó la puerta abrirse, eran mis hermanas. 

— hola niñas, pasen, siéntense...— Anya y Alex entraron sigilosamente y se sentaron, Alisha  se quedo de pie y se recostó del marco de la puerta abierta. Yo solo camine un poco y llegue al lado de papá. 

— su trabajo de hoy es ir al hotel D' Frisco y darle un buen susto a este chico— nos mostró una foto del chico en cuestión— se llama lucio pascuale.

— ese no es el chico que llegó ayer de intercambio de Italia al instituto?— dijo Alisha observando detalladamente la foto.

— ese mismo...— dijo papá guillándole un ojo a Alisha— él es hijo de Emilio Pascuale.

— a él le dimos una advertencia la semana pasada porque te debe dinero...— Alex acotó información.

— exacto... y como no me ha dado el dinero se tiene que atener a las consecuencias...— dijo papá seriamente.— no lo maten, solo asusten a Emilio.

— iremos hoy en la tarde, apenas él salga de sus clases, aun debe estar en el instituto...— dije agarrando la foto de lucio que hasta ahora la había tenido Alisha. Visualice la foto y debo decir que es muy lindo. 

— no quiero errores, ni cabos sueltos, maten a quien tengan que matar...— la seriedad con la que papá dijo eso no me sorprendió en nada —...sus armas, por favor...— Mis hermanas sacaron sus armas y las pusieron en el escritorio, papa las agarró y las metió en un cajón, y luego agarró un maletín y lo abrió, en este habían tres pistolas bañadas en oro.

— toda hija mía se merece una de estas...— papá le dio sus nuevas armas a mis hermanas y  sus rostros que antes estaban tensos se volvieron felices.  Para mí no hay una de esas, ya yo tengo una, me la dio hace meses. 

— gracias papá — dijeron todas al unísono.

— de nada...ahora, ay un tema del que quiero hablarles...— todas lo escuchamos con atención. Bueno, yo no me sentía que estaba ahí. 

— ¿otro trabajo?— dijo Anya guardando su nueva arma.

— justamente...es fuera del país, así que tendrán que viajar, pero es en unos meses, solo les quiero avisar antes— dijo papá acomodando los papeles que estaban en el escritorio.

— ¿para dónde vamos?— dijo Alisha curiosa mirando su arma y devolviendo al marco de la puerta para recostarse.

— Rusia..— dijo papá sacando su celular.

La heredera de la mafia (terminado, pero en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora