42. Soy tuya...

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Amber.

Ya estaba lista para ir donde Mikhail, llevo un body de encaje negro y un short de jean encima, unos zapatos casuales negros y una chaqueta de cuero roja, últimamente me visto muy profesional, pero no hoy, hoy seré yo misma.

Mi cabello rojo liso lo dejé suelto, me mire en el espejo, me puse un poco de brillo en los labios...estoy lista, me volví a mirar en el espejo y sonreí.

«te gusta ¿cierto?» si y te puedo asegurar que después de hoy ese hombre será solo mío.

«¿como cambias de opinión tan rápido?» sabes que prometí no meterme en el amor, pero veo algo en Mikhail que me dice que lo intente.

«¡no dejarás la empresa de papá!» no no, nunca más, solo ahora tendré amor y trabajo...«¿quien eres y que hiciste con Amber?» aquí sigo, calma.

Salí de mi habitación con una sonrisa y fui a la cocina donde se encuentran los gemelos haciendo palomitas de maíz, Santiago volteó y me vio de arriba a bajo, tragó en seco y se sonrojó un poco, le dio un leve golpe a su hermano en el brazo y este volteó a verme, se sonrojó de golpe.

«¿y a estos que les pasa?» ni que fuera orgasmo andante.

— mm... te ves muy...—dijo sebastian mirándome repetidas veces de arriba a abajo.

— sexy...digo bo-bonita— termina de decir Santiago, yo sonreí y camino hacia ellos, me senté en el mesón, los gemelos no paran de verme.

— sabes que existen sillas, ¿no?— dijo sebastian burlón, yo solo asentí.

— Amber creo que nunca te hemos preguntado tú edad...¿cuantos años tienes?— dijo curioso, yo negué y me reí un poco. «diría que son igual de curiosos que yo» pero no hay nadie más curioso que yo.

— 18 años— dije sin más, ellos abrieron la boca un poco, con los ojos como platos. «¿tan malo es ser joven?» solo en un mes cumpliré 19...

—¿solo nos llevas dos años y estás en este desastre de la mafia? No puede ser...— me reí a carcajadas y ellos negaron sonriendo, se veían apenados— no puede ser...

Es impresionante...parecen la misma persona, hacen todo igual.

— nos vemos niños— me baje del mesón,  dándole un beso a cada uno en la mejilla y así salí de la cocina, luego salí del apartamento y fui a la habitación de Mikhail.

«¿que es eso que siento en el pecho?» tus latidos del corazón que parecen tambores.

Toque la puerta una vez y escuché un "voy" por parte de Mikhail, abrió la puerta y me encontré con esos ojos azules preciosos, el tenía el ceño fruncido pero al verme su rostro se relajó y sonrió levemente.

— te estaba esperando, princesa— él estaba vestido con unos jeans rotos, una camisa polo blanca y unos zapatos blancos, se veía jodidamente bien, sonreí abiertamente, me vio de pies a cabeza y volvió a fruncir el ceño.

Sus tatuajes se resaltaban...

— no deberías estar vestida así, por aquí hay muchos que te pueden ver esas piernas hermosas que solo yo puedo deleitar...

Se acercó un poco más a mi.

No me ha probado y ya habla como que si.

Levante una ceja y me acerque más a él, quedando centímetros de su cara.

— me seguiré vistiendo como quiera, aunque no solo me visto para mi, ahora también para ti— él sonrió y me besó.

— y por esa misma razón no te deberías vestir así, todo esto es va a ser mío y no me gusta que toquen o vean lo que es mío— dijo rompiendo el beso, mordí su labio inferior haciendo que esté gruñera y le diera en buen apretón a mi trasero.

La heredera de la mafia (terminado, pero en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora