40. ¿Que acaba de pasar?

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Amber.

Iba a llevar a los gemelos a su instituto, como figura materna que soy, ellos lucían contentos, creo que nunca los había traído al instituto.

Soy muy joven para tener niños «pero prácticamente ellos son como tus hijos» cállate.

Los gemelos venían hablando sobre tareas y esas cosas hasta que después de 10 minutos llegamos al instituto, inscribirlos no fue un problema y menos porque ellos son muy buenos estudiantes. O al menos lo eran hasta que dejaron de ir al instituto por razones que se escapaban de sus manos.

— gracias por traernos— dijeron al unísono, yo reí un poco. «joder, que tiernos son»

— no hay de que — ellos me sonrieron, luego cada uno me dio un beso en la mejilla, mientras se bajaban de la camioneta visualicé a unas chicas que no quería volver a ver en mi vida.

Maldita sea, ¿es en serio?

— se suben a la camioneta ¡ya!— dije algo molesta haciendo que los gemelos se alarmaran y se montaran rápidamente en la camioneta.

—ven a esas chicas— señale con la cabeza, ellos asintieron— ¿ellas les han hablando o coqueteado?— dije seria, ellos se vieron entre sí y se quedaron cayados— quiero una respuesta ¡ya!

— am...bueno, ellas... tal vez nos hayan hablado y coqueteado más de dos, tres veces— respondió Santiago, hice una mueca de indignación «no a mi gemelos, perras»

— están muertas, Cash— dije en susurro para mi pero se que los gemelos me escucharon.

— ¿como?— dijo sebastian atónito por lo que dije.

— ni se les ocurra acercarse a esas gemelas y si ellas los buscan las ignoran y rechazan ¿escucharon?— ellos asintieron con miedo «¡que mierda con la Cash!»

— ustedes no me han visto molesta y les aseguro que no quieren verme así— dije sería, ellos estaban sin palabras, solo me miraban— ustedes son mis niños ¿entendido?

Vi como a Santiago se le dilataron las pupilas y a Sebastian removerse incómodo.

«no puedo creer que con solo decir eso se pongan así» sonreí por mis adentros.

— ahora, que tengan un bonito día, niños.

Sebastián.

Nos bajamos de la camioneta atónitos, solo nos quedaba caminar y pensar que carajo acababa de pasar, la forma tan celosa en la que Amber nos trataba era confusa.

— tengo miedo— dijimos al unísono mi hermano y yo, nos miramos y nos encogimos de hombros incómodos.

— deja de imitarme— dijimos al unísono, nos miramos molestos— ¡ya!— frunció el ceño, y rodé los ojos.

Pasaron unos segundos y mi hermano habló.

—admito que Amber me puso duro— murmuró mi hermano, yo suspiré y asentí.

—A mi también— admití. «ella está tan buena» y verla esta mañana así sin ropa, fui lo más glorioso que ve visto.

— pero no creo que ella nos vea así...además, si pasa algo así...— trague en seco.

— nada volvería a ser lo mismo, ya no seríamos como una familia...— termino de hablar por mi.

— hola Evans— dijo una voz conocida.

Voltee y vi a Daniela Cash, ella sonreía y como si fuese peor su gemela Diana se acercó, voltee a ver a mi hermano, él estaba igual de asustado que yo y como si me hubiera leído la mente rodeamos a las Cash y no le dijimos ni una palabra.

La heredera de la mafia (terminado, pero en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora