25. Haz lo que quieras

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Amber.

Terminamos de cenar, shiara y Maxine me llamaron a la habitación, más neutra no podía estar. ¿Ahora que quieren?

Lo primero que dije prácticamente me salió del alma, tan seco y frío.

— ¿que quieren?— dije simplemente abriendo la puerta como si fuera la de mi habitación.

— te quería preguntar...¿Maxine se podría quedar a dormir?— dijo Shiara suplicante, sinceramente me sentí con responsabilidad en ese momento, pero se supone que ya debería estar acostumbrada al sentimiento.

—claro ¿cual es el problema? Esta es tu casa...— me encogí de hombros, no estoy para estas cosas, pero me da gusto que sepa quien manda.

Maxine y Shiara se vieron por unos segundos como decidiendo quien me diría algo. Me mantuve neutra, ya que si hacía un gesto cualquiera malinterpretarían las cosas, algo así como que pensarían que me fastidian.

— bueno...¿llamarías a mi hermana y le dirías que me quedo a dormir?— dijo Max tímidamente, yo solo asentí.

— ya la llamo...pero da por echo que te quedas— y me fui de la habitación, sin voltear a verlas.

Katia.

Tener que hacer tareas, limpiar casas y tratar de no dormirme es fuerte, casi un sacrificio. Suspire cansada, frustrada.

Estaba en mi habitación terminando de hacer mi tarea, la de Alisha, y la de Amber.

Si, tengo que hacer sus tareas, lo bueno es que me pagan muy bien, así que no me quejo, de hecho nunca me quejo, siempre tratado de ver las cosas buenas, si no lo hiciera caería en una depresión constante.

Alisha...

Su nombre vino a mi mente.

Me da pena admitirlo pero me gusta...me gusta todo de ella, su forma de tratarme, me gusta como me mira en silencio, me gusta como me toca...y eso me da pena.

Pero no logro sacármela de la cabeza, y lo peor es que se que saldré lastimada, si, se que vino a mi casa y me confesó todo su amor por mi, y solo quería gritar a los cuatro vientos que yo igual.

Recuerdo cuando fue la primera vez que me tocó...fue en los vestidores de chicas, todo estaba solo, ya era tarde y yo me estaba cambiando cuando ella apareció, tenía sangre en las medias, falda y camisa. Como olvidarlo.

Supongo que ella también pensó que los vestidores estaban vacíos porque empezó a desnudarse a mitad del vestidor.

Me voltee nerviosa y me empecé a vestir lo más rápido posible y sin hacer ningún ruido, mientras alisha no sepa qué estoy aquí todo bien. Voltee una vez más para mirar si ya no estaba ahí y gracias al cielo no lo estaba.

Voltee hacia mis cosas y me paralicé.

Tenía a alisha ackerman desnuda frente a mi agarrando mi bolso. Decir que era inevitable ver su cuerpo en forma de reloj de arena, senos llenos y asimétricos, era...perfecta.

Volteé hacia otro lado y me regañe por pensar tal cosa de la chica que me tiene como esclava.

— ¿buscas esto?— voltee levemente y vi el bolso, volví a quitar la mira y asentí — entonces ven por el...— la mire confundida, ella camino a las duchas y se llevó el bolso. Dude de ir y recuperar mi bolso, pensé en que había en él y lo necesario que era recuperarlo. Suspire cansada y con sumo cuidado y silencio la seguí.

La heredera de la mafia (terminado, pero en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora