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Aclaración: en la descripción de esta historia no está marcada la advertencia de contenido adulto, sin embargo, este capítulo contiene un volumen un poco más elevado al que acostumbran, pero no es nada por lo cual hacer escándalo.

Consejo: hagan caso al énfasis de las anteriores palabras subrayadas.


••

Al entrar, encontró a Brendon de pie en medio del cuarto, mirada perdida y hombros caídos. Cerró la puerta y se acercó cuidadoso.

- Hey, Brenny. ¿Vas a quedarte a dormir?

Cuando Dallon se colocó frente a su novio, vio su cara de angustia y se inclinó un poco para verle a los ojos, mismos que carecían de su distintivo brillo.

- ¿Qué fue lo que hice?

- Todos cometemos errores, pequeño. No podrías jamás ser el chico perfecto que tu madre quiere que seas.

- Pero la decepcioné. La dejé. Y a papá con ella.

- Vamos a arreglarlo. - Dijo tomándole las manos. - Dejemos que pase un tiempo para que estén mejor, con los pies firmes sobre la tierra, y luego ambos iremos y nos disculparemos, porque yo también tuve la culpa. De hecho, es debido a mí que todo eso pasara. Si no hubiera respondido de esa manera...

- No es tu culpa. - Se adelantó el más bajo. - No es tu culpa que ellos sean así.

- Tampoco tuya.

- Pero... - No pudo terminar, ya que estaba realmente muy mal como para pensar claramente. Cerró los ojos y los talló con sus puños, gesto que Dallon interpretó.

- Tienes sueño, ¿no?

- Algo.

- Deberías dormir.

- ¿Dónde?

- En mi cama. - Respondió Dallon sencillamente. - Puedes usarla.

- No, no. No podría...

- ¿Por qué no?

Brendon se encogió de hombros con un ligero rubor en su rostro.

- Es tu cama, no puedo quitarte de ahí.

- No tengo ningún problema con eso. Anda, siéntete cómodo.

Dallon orilló a Brendon a la cama, lo hizo sentarse y se arrodilló para quitarle los zapatos. El de ojos marrones volvió a sonrojarse al notar lo cuidadoso que era Dallon con sus pies. Después, el castaño se levantó y se dirigió a su cajonera, abriendo cada espacio y buscando quién sabría qué.

- ¿Qué haces, Dall?

- Estoy seguro que no querrás dormir con ese pantalón, ¿cierto? Sé que tengo algo que podrías usar.

- Eso ya es demasiado. Así estoy bien.

- Nop. Quiero que estés lo más cómodo posible. - Respondió. - Te prestaré unas bermudas que pueden ajustarse a cualquier medida de cintura. Se la he prestado a mamá, incluso.

- Bueno, si insistes.

- Por cierto, no dormirás tampoco con la chaqueta. Quítatela y ponla al pie la cama, por favor.

Después de aquella indicación, Dallon continuó buscando una prenda para su pareja y la encontró afortunadamente. Se levantó -pues tuvo que agacharse para buscar en el cajón más bajo- y luego se giró hacia Brendon con una sonrisa triunfante. No obstante, esa sonrisa se deformó cuando vio al chico de cabello oscuro quitándose la ropa.

Handsome Brother •• BrallonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora