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Atravesó la puerta y se tendió desganado sobre el sillón individual. Soltó el aire bufando, llamando así la atención de su madre.

— Volviste. ¿Cómo está Brendon? — Preguntó la castaña entrando por la puerta de la cochera.

— Pues regresó con sus padres y se propusieron hablar para solucionar el problema. — Respondió Dallon poco contento.

Leann asintió lentamente.

— Ya veo. Enserio espero que se encuentre mejor. Ayer cuando llegó se veía tan triste.

— Sí me di cuenta.

— Bueno, pero tú ya ayudaste en lo que pudiste, ¿no? — Decía mientras se acercaba a su hijo y tomaba asiento en el amplio sofá. — Hiciste lo que como amigo debías hacer.

— Eso creo. — Su estado de ánimo, por una razón no muy difícil de adivinar, estaba por los suelos y se tornaba a cada minuto más gris. Honestamente no creyó que le fuese a afectar tanto. Y pensó que si él estaba así, Brendon posiblemente estaría peor, pero decidió no pensar más en eso.

— Por cierto, hijo, vino Ryan. — Leann volvió a usar su voz. — Llegó apenas tú y Brendon se fueron, y le dije que podía esperarte. No creí que fueras a tardar en dejar a Urie, por eso lo invité a pasar. Deberías ir con él ya, ¿no?

— Uh, ¿está aquí?

— Sí, le llevé un vaso de agua hace un momento. Está en la cochera

— Cierto, hoy es jueves... — Dallon tomó un minuto para convencerse de levantarse e ir con Seaman a la cochera. Lo hizo de una forma muy holgazana, arrastrando un poco los pies y caminando a paso lento. Se asomó por la puerta y vio al peliazul sentado en el suelo y bebiendo del vaso con agua. — Hey. — Saludó.

El teñido levantó la mirada, vio a su amigo y sonrió tranquilo como siempre.

— Buenos días, amigo. ¿Dónde estabas?

— Por ahí. — Respondió acercándose.

— ¿Te perdiste o algo así?, porque tu madre dijo que no tardarías ni quince minutos y he estado esperando desde hace cincuenta.

— Lo siento, me entretuve caminando.

— Bueno, eso es lo de menos. Ayer tuve una idea — Contaba Ryan y se levantaba. — sobre la canción que me mostraste hace algunas semanas. Pensé en cambiarle algunas líneas en el bajo y otras pocas en la batería...

— Uh, sí. Eso... — Dallon miró a todos lados rascando su nuca. No sabía qué inventar acerca de la ausencia de su instrumento, así que, en lugar de mentir, prefirió solucionar el problema. — En un momento regreso, iré arriba.

Sin esperar a que el peliazul dijera algo, se adentró a la casa, subió las escaleras y abrió la puerta del cuarto de Nicole. Se espantó un poco al ver a su hermana adoptiva ahí, pues pensó que todavía no llegaba de la escuela, y se decepcionó de que su plan de robar el bajo de Nicole hubiera fracasado tan pronto. Se sorprendió más al divisar otra figura en la habitación, que no era nadie más aparte de Mike. Por inercia, Dallon frunció el ceño.

— ¿Qué están haciendo?

— Tarea. — Respondió Naran inocente.

— Weekes, ¿cómo está Brendon? — Nicole se levantó del suelo y llegó frente al castaño, mirándole expectante por su respuesta.

Él alzó los hombros.

— Bien, supongo. En realidad no tengo mucha información.

— Lo acompañaste a su casa, ¿verdad? — Quiso Mike saber.

Handsome Brother •• BrallonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora