En los siguientes cuatro días, Dallon y Brendon hablaron con Grace cada tarde cuando Weekes iba a visitar al más bajo y en todas esas veces en las que le preguntaron si podían hacer una reunión nocturna ellos dos solos, ella se había negado a responder directamente, soltando sólo algo como: «Tengo cosas más importantes en qué pensar», «Después veremos qué» y «Por el momento no hay respuesta». No fue hasta que Brendon estuvo a punto de llorar por la actitud indiferente de su mamá que Boyd intervino y convenció a su esposa de aceptar, siempre y cuando los chicos respetaran las condiciones que ella les daría.
Al menos el permiso ya lo tenían, así como también Leann había dejado a Dallon pasar una noche fuera de casa. El señor Weekes no estaba enterado de eso, pero igual no importaba, pues siempre dormía antes que todos y al despertar para ir al trabajo jamás se pasaba a revisar si Dallon estaba en su habitación. Esto no era más que perfecto para el chico, pues se salvaba de un sermón y ganaba una noche en casa de Brendon. Ya estaban ambos en la cocina preparando las cosas que llevarían a la habitación, y con «cosas» se hacía referencia a algunas galletas que Dallon trajo de su casa y otras tantas que Boyd compró para Brendon desde la mañana, más algunas cajas de jugos para pasar la comida.
Subieron las escaleras y en el pasillo de arriba encontraron a los señores Urie, por lo que les dedicaron una dulce noche antes de entrar al cuatro del pelinegro; Grace bajó entonces a su oficina y Boyd se ubicó en la sala para ordenar los libros que había dejado sobre la mesa de centro hacía unas horas antes de cenar. En cuanto a los otros dos, depositaron la bandeja con galletas y los juguitos sobre el escritorio de Brendon e iniciaron una conversación para repasar los planes de la pijamada.
— Primero comeremos un poco y mientras lo hacemos, podemos jugar a algo. — Decía Urie. — Después, tocaremos un poquito de música a un volumen bajo para no molestar a mami y terminando eso nos acostamos a dormir antes de la media noche. ¿Te parece bien?
— Me parece perfecto, pequeño.
Brendon sonrió ante esa respuesta.
— Bien. Gracias por estar aquí, Dall. — Dijo de pronto en tono melancólico. — Significa mucho para mí.
— Querías tanto que esto pasara, tenía que hacerlo realidad para ti.
— Eres el mejor novio del mundo. — Brendon se acercó al contrario y se apoyó con sus manos en sus hombros para ponerse de puntillas y darle un rápido beso en los labios. No obstante, Dallon lo tomó de la cintura para impedir que se separara y lo besó aún más enserio. Por obviedad, Brendon no se negó a corresponderle.
En medio de la habitación estaban, el ruido de sus bocas juntas siendo lo único que oían hasta que escucharon rápidas pisadas desde las escaleras —pues aún tenían la puerta del dormitorio abierta— y luego la voz característica del señor Urie. Inmediatamente se separaron, ambos un poco ruborizados y con el corazón totalmente desenfrenado.
— Brenny. — Llamó el viejo. — Mira lo que encontré.
Boyd llegó y vio que tanto su hijo como el de alta estatura tenían la mirada en el suelo, pero de repente Brendon la alzó y se acercó a él un poco nervioso. El Urie mayor no era tonto, sabía lo que estaban haciendo esos dos antes de que él pusiera un pie en ese cuarto, mas no dijo nada sobre eso.
— Oh, uhm, ¿qué es? — Preguntó el más joven para liberar la tensión.
— Ah. ¿Te acuerdas de esto?
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Handsome Brother •• Brallon
FanficBrendon tenía una nueva amiga, Nicole. Y ella tenía un hermano mayor adoptivo muy guapo. "Sólo el amor con su ciencia nos vuelve tan inocentes" ~Isabel Allende