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Mike interpretó con la guitarra la última parte de la canción, ganándose los aplausos de Brendon y Dallon. Nicole había ido a la cocina por un poco de agua, así que ellos continuaron sin ella. Después de todo, las líneas del bajo aún no las tenían del todo definidas.

— Me encanta el final. — Dijo Brendon desde el suelo. Estaban él y su novio sentados en el piso de la cochera, un tazón casi lleno de palomitas colocado justo en medio de ambos. La mitad había sido vaciada mayormente por Weekes. — Es tan bueno como el principio.

— Sí, ya casi está completa la parte de la guitarra. — Informó Naran mientras se descolgaba el instrumento y lo depositaba en su soporte. Su Fender color gris sónico lucía radiante y perfecta, tanto que Brendon en todo momento sentía la tentación de tomarla y probarla. — ¿Qué hay de la letra?

Dallon tragó la comida antes de hablar.

— Le hice unos cambios, pero aún no está del todo lista. Quiero intentar distintas versiones primero y luego quedarme con una. — Volteó a ver al pelinegro. — ¿Me ayudarás con eso, bebé?

El chico a su lado asintió repetidas veces. Con las piernas cruzadas, las manos posando en su regazo y el sonrojo de sus mejillas —a causa del apodo— se veía completamente adorable y hermoso, y tierno, y besable, y... Cielos, Dallon lo quería tanto. Sonrió y se inclinó hacia él para darle un beso rápido en los labios. No obstante, Urie alcanzó a poner sus manos en la nuca del otro para impedirle alejarse y romper el beso, el cual se volvió lento y muy placentero para ambos.

El sonido de sus bocas juntas incomodó a Mike, por lo tanto, decidió retirarse y no ser un estorbo para la bonita pareja.

— Iré a, ya saben, pedirle a Nicole que se apresure y venga a tocar el bajo. — Avisó dudoso antes de salir velozmente de la escena.

— Estamos solos. — Evidenció Dallon contra los labios del más bajo. — ¿Tú también quieres que te toque el bajo? — Preguntó en doble sentido.

Brendon se encogió de hombros.

— Si tú quieres.

— Sabes a cuál bajo me refiero, ¿no?

— ¿Al Mustang PJ anaranjado?

Dallon rió bajo y asintió.

— Sí, Brenny. De ése hablaba. — Volvieron a la posición de antes, sólo que ahora se miraban el uno al otro con los ojos reflejando su cariño. Dallon pasó las yemas de sus dedos por el rostro del menor y subió hasta los mechones de su cabello oscuro que le caían en la frente. Sin pensarlo mucho, los hizo a un lado y le acomodó un poco el fleco. — ¿Quieres seguir aquí o prefieres ir a mi habitación para...?

La puerta grande de la cochera siendo abierta lo interrumpió. Alarmados, ambos se levantaron del suelo y mantuvieron su distancia; que esa puerta se estuviera abriendo significaba que iban a meter el auto y que el auto estuviera en casa significaba que Harold Weekes había llegado. Brendon recogió el tazón de las palomitas del suelo y se adelantó a regresarlo a la cocina, dejando a Dallon solo. El auto avanzó sólo a la mitad ya que los instrumentos de los hermanos ojiazules y de Naran ocupaban el resto del espacio.

Entonces el Weekes mayor bajó del auto y se acercó a Dallon.

— ¿Podrías quitar esto?

El castaño asintió.

— Ah, sí. Me llevaré mis cosas y le diré a Row que mueva lo suyo.

— Muy bien. Esperaré en el auto para no dejar la cochera sola.

— Ajá.

Dallon tomó su bajo, el soporte y enredó algunos cables en su brazo para transportarlos a la sala en lo que se decidía a llevarlos a su habitación. Cuando entró a la casa, vio a Brendon dentro de la cocina sentado en un banquillo cerca de la barra jugando con las mangas de su suéter mientras inconscientemente se mordía el labio inferior. Observándolo, sonrió y no resistió las ganas de acercarse rápidamente a él. Primero dejó sus cosas en el sofá y miró hacia la puerta de la cochera asegurándose de que su padre no estuviera cerca y luego, desde otro lado de la barra, se inclinó lo suficiente para estampar sus labios con los rojos de su niño.

Handsome Brother •• BrallonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora