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Cuatro pares de ojos miraron expectantes la moneda que caía hacia el suelo, donde giró y giró hasta no poder más, y mostró una sola cara. Los jóvenes se asomaron y vieron quién había sido el ganador y, por ende, supieron quién había perdido.

— Cruz. — Dijo Nicole con una sonrisa orgullosa. — Ustedes perdieron, vayan con mamá.

El tiempo había estado avanzando. Tan pronto pasaron cerca de dos semanas en las que tanto Brendon y Dallon como Mike y Nicole habían estado saliendo por su cuenta como pareja. Bueno, los últimos dos todavía no eran un pareja tal cual, pero estaban en eso; salían, hablaban entre ellos tanto en persona como por medio de mensajes, y desde la distancia —Urie y Weekes eran los mayores testigos de esto— se veía que se dedicaban tímidas miradas para tratar de coquetear, y eso era totalmente adorable.

Y no, no era que Brendon y su novio estuvieran espiándolos desde la cocina o desde las ventanas, pff, no —o tal vez sí—, era sólo que los rubios no eran muy cuidadosos con los lugares en los que hacían eso. Y esto resultaba gracioso porque Dallon y el azabache tampoco se interesaban tanto por el entorno al momento de besarse en medio de la sala de la casa Weekes. De hecho, en una de esas veces estuvieron cerca de ser atrapados por Leann, pero fue una fortuna que la mujer había estado tan ocupada hablando por teléfono que apenas fijó su mirada en ellos, dándoles tres segundos muy buenos para separarse.

En cuanto Mike y la chica supieron de esto, comenzaron a hablar sobre el tema y concluyeron con que al menos una de esas parejas debía atreverse a contarle a Leann de lo suyo. Como no se pusieron de acuerdo, Row propuso un volado y dejaron a la suerte la decisión. Qué pena por el castaño y Urie que habían escogido la cara y no la cruz, pues ahora debían abandonar el cuarto de Nicole —donde ellos estaban— y bajar a la sala donde la señora Weekes estaba en esos momentos.

Ambos chicos se miraron un poco dudosos, pero luego de intercambiarse una sonrisa, se animaron a levantarse y a enfrentar lo que la suerte les había dictado. Se ubicaron rápidamente en el piso inferior y a paso lento se dirigieron a la castaña que veía tranquilamente la televisión en la sala. Primero avanzó Dallon y llamó su atención con un "Hey".

— Hola, chicos. — Saludó ella y un segundo más tarde apagó el televisor, dando a entender que toda su atención se posaría sobre ellos. — ¿Cómo están?, ¿todo en orden arriba?

— Sí, estamos todos bien. — Respondió Dallon rascando su nuca. Miró a Brendon detrás de él, quien discretamente tomó el brazo del ojiazul y lo empujó un poco para que se acercara completamente a Leann. El más alto lo hizo. — Mamá, quiero hablar contigo de algo importante.

— Claro, claro. Te escucho, Dally.

El nombrado y su pareja se sentaron en el sofá cuando la mujer les concedió espacio. Ella los miró atentos, curiosa de ver a Brendon en esa conversación aunque no había dicho nada todavía.

— Espero que seas comprensiva.

— Pero ¿de qué se trata?

— Es que a mí, uh... — Los ojos de Dallon pasearon de Brendon a su madre y viceversa, pero al final miró hacia el suelo y lo dijo: — Soy bisexual, madre, me gustan tanto los chicos como las chicas.

— Oh, eso... — La mayor tardó un par de minutos, pero en ese tiempo estuvo procesando cada palabra que había dicho su hijo con pena y trató de llegar a una conclusión. — ... me parece bien. Es decir, me sorprende, claro, pero pienso que no hay problema. Tú decides en tu vida y yo sólo puedo apoyarte y ayudar a que hagas lo correcto, ese es mi deber como madre...

— Me gusta un chico. — Siguió el bajista.

Leann, de nuevo, calló y después de un rato soltó sus comentarios.

Handsome Brother •• BrallonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora