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- Dallon. - Brendon jadeó, sintiendo su cara ardiendo y su piel siendo humedecida por la boca del mencionado.

- ¿Estás temblando porque tienes frío o te estremeces a causa de mis besos?

- Ni siquiera siento el frío. - Respondió el de baja estatura. Escabulló sus dedos en la melena ondulada y castaña de Weekes, rascándole la nuca mientras el otro continuaba besando su pecho.

No sabía cómo habían terminado así, en el asiento trasero del auto del padre de Dallon, ambos con el pecho descubierto y sus manos recorriendo el torso ajeno. La camisa de Brendon había sido desesperadamente levantada y la del castaño, por el contrario, el ojimarrón pacientemente la desabotonó y la dejó sobre los hombros del otro. Iniciaron besándose lentamente, luego Urie volvió a bajar al cuello de su novio -lo cual, sospechaba, fue el motivo del descontrol del más alto- y de ahí éste buscó más contacto con su piel, por eso metió las manos bajo su camisa. Y eso los conducía a la escena anterior.

- Oye, pequeño.

- ¿Uhm?

- ¿Por qué lo hiciste?

- ¿Qué? - Su rojo rostro se vio confundido.

- ¿Por qué en casa de Mike me besaste de esa forma?, ¿por qué quisiste provocarme?

Antes de responder, Brendon se tensó de cuerpo completo dado que Weekes usó su lengua cuando su boca llegó a uno de sus pezones. El contacto fue frío, opuesto a la temperatura de su cuerpo. Sin poder evitarlo, clavó sus uñas en la espalda del mayor.

- No lo sé. - Dijo casi sin aliento. - Sólo quise hacerlo, quería probar algo diferente.

- Te diré una cosa, Brenny. - La voz de Dallon sonaba diferente, más profunda e hipnotizante que antes. Lo que fuese que lo hiciera hablar de ese modo, Brendon lo adoraba. - Puedes hacerlo, claro que sí. Si tú quieres probar cosas nuevas, sólo dímelo, pero, por favor, - Agregó riendo bajo. - no vuelvas a provocarme en un lugar como ese. Casi pierdo el control y ni siquiera estábamos en alguna de nuestras habitaciones. Me sentí un poco raro cuando llegaron Row y Naran al estudio.

- Eso fue muy vergonzoso. - Concordó Brendon, cerrando los ojos ante el recuerdo de las reacciones de sus amigos. Menos mal el calor de su cuerpo iba disminuyendo y Dallon ya había parado de besarle el pecho. Ahora más bien rozaba su nariz con la suya mientras una linda sonrisa se formaba en sus delgados labios. - Lo siento, en ese momento no pensé en lo que hacía.

- Está bien, bebé. No te disculpes, sólo ya sabes para la próxima vez.

El menor abrió los ojos e hizo contacto visual con su pareja, instantáneamente perdiéndose en el marino azul de su mirada. Llevó sus manos al rostro del contrario y lo siguió contemplando por un buen rato.

- ¿Cuánto me quieres, Dall?

- Demasiado. La cantidad exacta es inimaginable.

Dallon le dio un rápido beso en los labios, logrando que el de ojos oscuros también sonriera.

- ¿Te digo algo?

- ¿Qué cosa, pequeño?

- Ya quiero que llegue mi cumpleaños dieciocho.

Sabiendo a qué se refería con eso, el castaño rió un poco y sintió sus mejillas ruborizándose. Además, estando encima de Brendon, de nuevo cayó en la tentación y movió su mano para acariciar el plano y pálido abdomen que tenía enfrente. Con sus leves roces, Urie tembló otra vez.

- Yo también deseo eso, pero ni siquiera has cumplido los diecisiete.

- ¿Por qué avanza tan lentamente el tiempo? - Se quejó el más delgado.

Handsome Brother •• BrallonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora