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Las pulsaciones de mi pecho aumentaron considerablemente. Me alegró saber que se preocuparon por mí, pero no quería a esa arpía dentro de la casa de Axel. No la quería cerca de mí y punto.

-¿Cómo te encuentras, muchacha?

-Bien, Rose, estoy mejor. -Dije mirando de reojo a la muñeca silicona.

Ella y jeremy estaban sentados en un sofá a mi izquierda y Sara y Naomi en otro frente a mí, yo estaba en un sillón y Axel, de pie, a mi lado.

-Es una lástima que no hayas podido comer con nosotros. -Habló Naomi con una sonrisa que se me antojó más falsa que un billete de treinta y tres doláres.

-Sí -dijo Sarah, -Jeremy nos ha hablado mucho de ti y queríamos conocerte un poco más. -La sonrisa de la prima de Jer me pareció auténtica.

-Por eso hemos venido a ver qué tal estabas. -Anunció mi amigo.

-Tranquilo, Jer, estoy bien. -Miré a la muñeca silicona. -Sólo se me revolvió el estómago.

Naomi sonrió con suficiencia y miró a mi novio. Saltó a la vista el destello de deseo que tenía su mirada.

"¡¡Si la agarro la ahogo!!"

Sabía perfectamente, por el día que la conocí, que le gustaba Axel. Y ¿a quién en su sano juicio no? Él era el hombre más atractivo que había visto en mi vida, pero era mío. ¡Mío! Tenía que serenarme un poco o acabaría arrancándole los ojos.

-¿Queréis comer algo? -Pregunté levantándome de mi sitio.

-No, gracias. Ya hemos cenado. -Afirmó Jefemy.

-Entonces, ¿queréis tomar algo? Café, zumo, whisky...

-Yo sí me tomaría una taza de café. -Dijo Sarah con una sonrisa.

-Yo otra, a ser posible con dos cucharadas de azúcar y un poco de leche. -Manifestó Naomi aparentando inocencia la muy perra.

-Claro. -Sonreí falsamente hacia ella.

"Esta ¿qué se cree?... ¿que soy su sirvienta?"

Fui a la cocina y comencé a preparar el café. Di un par de golpes con la mano a la encimera en un intento frustrado de aliviar la rabia que sentía.

-¿Estás bien? -Preguntó mi precioso novio, posando su verdosa y preocupada mirada en la mía. No contesté. -Ya sé a quién te referías antes, lo que no sabía era que se llama Naomi.

-Me alegra saber que no le has prestado el mínimo interés. -Respondí con una sonrisa cansada. -Odio a esa mujer. ¿Sabes lo mal que me lo hizo pasar el día que te conocí? -Murmuré exasperada, me movía de un lado a otro. -¿Recuerdas la herida que tenía en mi frente el día que me trajiste aquí? -Asintió con la cabeza.

-Fue lo único que no me gustó de ti, que estuvieras herida. -Tomó mi mano y le dio un pequeño beso.

-¡Ella me la hizo! Me estampó contra una ventana y me trató de mala manera, como si su vida fuera más valiosa que la mía. -Suspiré mirando al suelo. -Esas pobres mujeres que habían conmigo han tenido que sufrir de lo lindo con ella.

-Decidido, se marchará ahora mismo.

Axel iba a salir por la puerta, pero Rose entró frustrándole su salida.

-¿Qué os pasa? -Quiso saber. -No se tarda tanto en preparar un par de cafés, lo sé perfectamente.

-Rose, no te metas en donde...

-No. -Interrumpí a Axel. -Tranquilo, cielo, no pasa nada.

-¿Qué es lo que no me estás contando, muchacha? -Preguntó preocupada.

Nada más importa (Libro #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora