Habíamos quedado con Mark y Selena para cenar en un restaurante. Yo me había negado, no quería que Selena y Axel comenzaran una discusión por lo que Selena ya sabía. Pero Axel no me dio opción a rechazar la oferta.
Axel entrelazó su mano con la mía y tiró de mí para entrar al restaurante, donde el metre nos acompañó hasta la mesa en la que estaban sentados nuestros amigos.
-¡Llegáis puntuales! -Dijo Mark levantándose de su asiento para saludarnos. Me dio un beso en la mejilla y le dio unas palmaditas a Axel en la espalda. -Creí que no ibais a venir. He estado a punto de ir a tu casa a buscarte. -Dijo mirando a mi precioso novio y sentándose en su sitio.
Le di un beso en la mejilla a Selena, la cual miraba a Axel con cara de preocupación y molestia a la vez.
-Eres un gilipollas, Mark. -Anunció Axel sentándose frente a él. -Pero un gilipollas convincente.
-En el fondo sabía que vendrías. Te conozco como si te hubiera parido. -Contestó su amigo.
Axel miró a Selena, quien no había abierto todavía la boca, con una mueca de confusión. Los nervios se instalaron en la boca de mi estómago y un nudo se hizo en mi garganta. Sabía perfectamente que Selena estaba haciendo todo lo posible por morderse la lengua y no montar un numerito en el restaurante.
-Selena -habló Axel, -estás muy callada, ¿estás bien?
-No estropees los milagros, amigo. El que Selena esté callada solo puede ser un regalo divino. -Se burló Mark, llevándose una mirada iracunda por parte de su novia.
-No te pases, amor mío. Recuerda que esta noche duermo en tu casa y que puedo ser muy, muy mala. -Sonrió con superioridad.
Mark abrió los ojos exageradamente e hizo que cerraba su boca como si de una cremallera se tratase. Selena me sonrió.
Un camarero, que llegó a nuestra mesa, apuntó nuestro pedido y en pocos segundos trajo las bebidas. Selena había pedido un vino tinto y me invitó a probarlo. Yo no era muy partidaria del alcohol, pero acepté gustosa.
-¿A que te gusta? -Preguntó sonriente mi amiga.
-Sí, tiene buen sabor. -Le devolví la sonrisa.
-Bueno, ¿qué tienes pensado hacer mañana, capullo? -Preguntó Mark dejando su copa encima de la mesa tras haber bebido vino.
-Desde luego nada que tenga que ver contigo. -Respondió el señor ojos verdes con una sonrisa ladeada. -Si mal no recuerdo, esta cena es porque mañana no quieres celebrarlo conmigo.
-¿Celebrar qué? -Le pregunté en voz baja a mi amiga para que ellos no me oyeran.
-Mañana es el cumpleaños de Axel. -Susurró ella tapando un lado de su boca con la mano.
"Menos mal que le he preguntado, si no, no tendría ni idea de cuando es su cumpleaños. Nota mental: 12 de diciembre".
-No es que no quiera, es que no sé si estaré de ánimos. Cuando pierdo un juicio siempre me desanimo.
-Y ¿por qué ibas a perderlo? -Pregunté ganándome las miradas de los presentes. -He leído que eres uno de los mejor abogados de la zona.
-Axel, ¿te he dicho ya lo bien que me cae tu novia? -Dijo sonriente. Axel me miró y sonrió, y yo me avergoncé enseguida.
El camarero llegó con nuestros pedidos y nos dispusimos a cenar tranquilamente. Cada vez que levantaba la vista, Selena miraba a Axel molesta. Ella aún no había hablado con él, pero daba la sensación de que lo haría en cuanto saliéramos del local. Los nervios de mi estómago no se iban, no podía ni imaginar el enfado que pillaría Axel cuando se enterara de que Selena sabía la verdad acerca de cómo nos conocimos él y yo.
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Nada más importa (Libro #1)
Ficção Adolescente¡Historia ganadora en los Ficti-loveawards2020! Alessa es una chica de veinte años que una noche se escapa del internado en el que está obligada a vivir. Pero sus planes no salen como espera porque ese mismo día es secuestrada por un hombre que tien...