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La luz que entraba por la ventana me molestó tanto que me despertó.

Abrí mis ojos recordando lo ocurrido la noche anterior y mis mejillas se encendieron. Miré a Axel, que dormía plácidamente a mi lado, y sonreí al mismo tiempo que apartaba el cabello de su frente.

Necesitaba ir al baño con urgencia, sin embargo no quería salir de la cama desnuda porque si Axel se despertaba me daría vergüenza que me viera sin ropa. Sabía que era una tontería, pero me sentía más segura si estaba tapada, así que agarré la sábana blanca, la enrollé en mi cuerpo y fui al baño.

Mis piernas flaqueaban y el escozor no me dejaba caminar cómodamente, pero me aguanté. Arreglé un poco mi imagen frente al espejo y cepillé mis dientes tras lavarme la cara. Cuando regresé al cuarto Axel estaba despierto, apoyado en uno de sus codos observándome.

"Sabía que se iba a despertar", pensé, notando el calor en mis mejillas.

Me quedé unos segundos parada sin saber qué hacer. Al final opté por buscar mi ropa que estaría por el suelo. Él no me quitaba los ojos de encima mientras buscaba mis braguitas negras.

-¿Te encuentras bien? -Preguntó, supuse que se refería al tema de haber perdido mi virginidad.

-Estoy bien, sí. -Mentí sin mirarle, me ardía exageradamente la vagina.

Apreté el agarre de la sábana sobre mi cuerpo cuando me arrodillé para alcanzar la pieza de mi ropa interior que me faltaba bajo la cama. Cuando me puse en pie, Axel me interceptó, encarcelándome entre sus brazos, y tiró de mí hasta dejarme sentada en su regazo.

Apartó un mechón rebelde de mi cara y depositó un pequeño beso sobre mis labios.

-¿Has dormido bien?

-Sí. -Asentí con mirada seria.

Quería entender porqué Drew me dijo que yo no le importaba a Axel cuando él me demostraba que se preocupaba por mí. Me hablaba tan bien... me trataba tan bien...

Tomando una bocanada de aire, me armé de valor y lo solté, dejando atrás la amenaza de ese malnacido.

-Axel. -Comencé seria.

-¿Mhm? -Se relamió los labios, esos labios que me hacían babear...

"¡Céntrate, Alessa!".

-¿Por qué... le dijiste a Drew que te devolviera los quince mil?

Su expresión se endureció.

-Eso es lo que te dijo, ¿no? -Habló con el ceño fruncido. -Tú no tienes porqué saber eso, Alessa.

-Pero, es que...

-Pero nada. -Me interrumpió. -Cuéntame qué más te dijo.

-Yo... -El valor que creía tener se esfumó. -No debería...

-Dímelo. -Exijió escrutando mi cara con sus preciosos iris verdes. -Confía en mí. -Casi suplicó.

"Está bien. Allá va".

-Dijo que... que no estaba cumpliendo con mi misión. Que no te estaba follando bien y que por eso... -mis ojos comenzaron a picar, señal de que lloraría en cualquier momento -tú le ordenaste que te devolviera el dinero, porque no estabas contento conmigo. Dijo que... que yo no te importaba, que debía darte buen sexo para que te olvidaras de su deuda... -dejé de hablar un par de segundos y miré a mi regazo, sintiendo como sus grandes y fuertes manos acariciaban mis brazos animándome a seguir hablando. -Y... también dijo... -Volví a guardar silencio.

-¿Qué dijo? -Su mano atrapó mi barbilla delicadamente y me obligó a mirarle. Una lágrima se me escapó.

-Dijo que... si te lo contaba, vendría a por mí y... que no sería tan bueno como la última vez.

Nada más importa (Libro #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora