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AXEL

Pasaban dos horas desde que se suponía que Alessa tendría que llegar. Estaba que me daba algo, a punto de un infarto. Las suelas de mis zapatos estaban desgastándose de tantas vueltas que daba por la sala.

-Seguro que aparecerá de un momento a otro. -Me aseguró Rose sentada en un sillón mientras miraba por la ventana y jugaba nerviosamente con sus dedos.

-¡Eso es lo que has dicho hace una hora! -Grité. -¡Ya no lo soporto más!

Cogí las llaves de mi coche y salí por la puerta hecho una bola de nervios. Abrí la puerta del coche, aparcado frente a la puerta, me adentré y cerré violentamente.

"¡Si algo le pasa a Alessa, no me lo perdonaré en la vida!".

Conduje más rápido de lo que las señales de tráfico me advertían apretando con fuerza el volante entre mis manos. Pulsé un botón en el navegador para llamar a Michael y a los dos tonos escuché su voz.

-Dígame, señor.

-¿Has encontrado algo? -Pregunté en un tono más alto del que esperaba.

-Nada aún, Evans.

-¿Y la chica?

-¿Qué chica? -Dijo sorprendido.

-¡La chica!¡La amiga de Alessa! -Grité iracundo. -Una tal Marie o Malie..., no recuerdo su nombre.

-Masie Harper. -Corrigió. -No la he encontrado.

-¡VAYA MIERDA! -Bramé golpeando el volante. -¡Busca su dirección! Me da igual cómo lo hagas, quiero la dirección de esa chica en cinco segundos.

-Sí, señor. -Colgó.

"Ya decía yo que me daba mala espina el que Michael se ausentara un par de horas. Si él llega a estar ahí, Alessa estaría conmigo".

Llegué antes de lo esperado a la universidad. Intentaba saber si ella seguía allí, aunque en el fondo sabía que no. Algo me decía que ella estaba en peligro.

No sabía ni por dónde empezar a buscar. El campus era enorme y había demasiada gente andando de allí para acá. Deambulaba por el césped que había cerca de las residencias en busca de algo que me diera una pista para encontrarla cuando Michael me llamó.

-La he encontrado.

-Mándame la dirección, voy a buscarla.

Michael me mandó la dirección en un mensaje mientras caminaba de vuelta a mi vehículo. Tecleé la dirección en Google Maps y me puse en camino igual de rápido que cuando había llegado a la universidad.

Tardé menos de diez minutos en llegar a su casa: una casita de dos plantas con la fachada azulada. Llamé a la puerta dando fuertes golpes, mi paciencia estaba agotada.

-¿Quién eres? -Dijo un hombre joven de pelo castaño con mirada interrogativa.

-¿Vive aquí Masie Harper? -Intenté ser lo más amable posible, pero si no ayudaba le partiría la cara.

-Sí, un momento. -Desapareció tras la puerta.

Menos mal que había colaborado porque si llega a tardar más de un minuto en contestar le hubiera sacado de su casa a puñetazos.

-¿Quién...? ¡Axel Evans! -Dijo sorprendida. -¿Qué hace aquí?

Me gustaba oír que la gente me hablaba con respeto, para algo me lo había ganado, pero en ese momento la amiga de Alessa podría haberme llamado cabrón y ni siquiera me hubiera inmutado. Mi preocupación por el bienestar de Alessa era lo primordial.

Nada más importa (Libro #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora