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Nunca había probado el tequila.
En los programas de televisión parecía la mejor bebida del mundo para pasártelo bien, así que decidí probarlo. Al principio me quemó la garganta, pero, tras tres chupitos más, dejó de importarme y acabé bailando yo sola en la pista del baile.

Axel seguía sentado en aquella mesa con esos hombres mientras yo movía mi cuerpo al ritmo de la música. Una fina capa de sudor vestía mi piel cuando llevaba un buen rato bailando en esa pista atestada de gente.

Un chico, más alto que yo, rubio y con ojos oscuros, se posicionó frente a mí y bailó conmigo. No le di demasiada importancia, mi mente estaba algo nublada por culpa del tequila.

El muchacho me sonrió.

-Me llamo Will.

-Alessa. -Respondí sin dejar de bailar.

Habíamos bailado un par de canciones uno frente a otro cuando sus manos se posaron en mis caderas; me sentí alerta al instante. No me sentía segura teniendo a alguien desconocido tocándome.

Aparté sus manos delicadamente de mi cuerpo. Cuando le miré a la cara vi una sombra detrás de él. Le agarró por el brazo a Will y le hizo girar bruscamente, quedando de espaldas a mí.

-¡Evans, qué agradable sorpresa! -Fingió alegría.

-¡¿No te han enseñado a no tocar lo que no es tuyo?! -Dijo Axel furioso, con los puños cerrados.

-¡Oh! ¿Esta hermosura es tu nueva adquisición? -Preguntó mirándome.

"¿Nueva adquisición? ¿Qué quiere decir?"

-Te la compro. -Habló Will sacando su cartera del bolsillo. -¿Cuánto quieres...? ¿Veinte... treinta mil...?

-No está en venta, Lows.

-Que lástima. Moriría por... -no escuché más.

Fui a la barra a pedir otro trago. No entendía qué quería decir con "adquisición" y suponía que nada bueno, así que quise seguir bebiendo para probar si se me olvidarían los recuerdos de esta noche.

Axel se posicionó a mi izquierda, mirándome, pero yo no le devolví la mirada. No quería verle ni en pintura, y mantuve mi vista al frente.

Tras esperar al camarero unos minutos por fin apareció.

-Otro tequila. -Pedí.

El camarero lo virtió en un vaso de chupito y me lo pasó, junto con sal y limón.

-¿Quién va a pagar tu cuenta, guapa? -Dijo con desprecio, como si pensara que no fuera a pagarle.

Con mi dedo pulgar señalé a mi izquierda, donde Axel estaba a tan sólo un paso de mí, aún observándome descaradamente.

-¡Se-señor E-evans! -Tartamudeó entre sorprendido y asustado.

"¿Por qué todo el mundo tiembla al verle?", pensé bebiendo el tequila.

-¿Cuánto te debe la chica? -Preguntó sin emoción en la voz, sacando su cartera.

-Nada, nada. -Contestó, sacudiendo las manos y dando un paso atrás. -Yo invito.

Axel asintió al camarero y me agarró por el antebrazo, tirando de mí.

Salimos al exterior y el frío de la madrugada me hizo temblar. Axel abrió el coche al mismo tiempo que yo me abrazada a mí misma. Cuando entramos en él, tiritaba de tal manera que Axel encendió la calefacción sin ni siquiera preguntar.

Arrancó el vehículo, fue marcha atrás para salir del aparcamiento y ahí comenzó el viaje de vuelta a casa.

-¿Qué cojones hacías? -Preguntó, apretando el volante con sus manos.

Nada más importa (Libro #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora