- ¡Vamos Marta! - Grité desde el coche. Como siempre, llegábamos tarde a la universidad...
- ¡Ya voy! ¡Ya voy! - Gritaba mi amiga, y salía de su casa con una amplia sonrisa.
- ¿Se puede saber que te pasa? Estás tú muy contenta...
- Yo soy así, ya lo sabes. - Me dice burlona, obvio me está ocultando algo, pero quiero llegar a clase así que lo dejo pasar.
* 14:30, hora de comer *
El día ha pasado muy rápido desde que recogí a Marta a las 06:30, y ahora vamos camino a la cafetería donde habíamos quedado con Mara y Ana para comer. Menos mal que no está lejos, no me apetece nada andar...
- Ve yendo tú, yo tengo que pasar por administración. - Me dice Marta doblando la esquina.
- Vale. Te veo allí.
Justo cuando estoy apunto de entrar en la cafetería, algo o alguien me da un empujón que me hace caer al suelo.
- ¡Eh! ¡Mira por donde andas idio..!
A medida que alzo la vista, me arrepiento de la forma en la que estoy gritando. ¿Por qué mierdas tiene que estar tan bueno?
- ¿Perdón? La idiota que tiene que mirar por donde va eres tú.
Por supuesto... Tenia que ser un imbécil.
- Si, claro. Como soy yo la que va corriendo... - le digo mientras intento que note algo de asco en mi mirada.
- ¡Oh, no! Pero si eres la qué está parada en la puerta, ocupando el espacio.
Mis ganas de darle un puñetazo van en aumento, pero en vez de eso...
- ¡Eres un gilipollas! - Me doy la vuelta y entro en la cafetería con la cara más agria que he tenido en mi vida, y a consecuencia de eso...
- UOUOUO!! Aquí llega "Miss Vinagre". - Dice Mara en voz alta mientras llego a la mesa.
- Ha ha ha. Un gilipollas me ha tirado al suelo y luego se ha puesto a vacilarme.
Cada vez que lo recuerdo, me dan ganas de pegarle a alguien.
- Y... ¿Estaba bueno? - Me quedé en shock, ¿desde cuando Mara hacía esas preguntas?
- No pienso hablar de ese imbécil. "Dios, que si esta bueno..." pensaba para mis adentros.
- Cambiando de tema... - ¡Gracias Ana! Doy las gracias mentalmente por el giro de la conversación. - Me he enterado que mañana entra un chico nuevo en tu clase, Jess.
- ¿Si? No lo sabia... Espero que no sea un imbécil.
- ¡Hey¡ Gritan las dos a la vez mirando hacia la puerta, por donde entraba Marta.
- Has tardado bastante... - le digo esperando a que conteste.
- Si, lo siento. Empecemos a comer.
La comida pasa rápido, como siempre, entre risas y cotilleos. Cuando dejo a Marta en su casa, vuelvo a la mía y voy directa a mi habitación. Como acaba de empezar el curso, no tenemos trabajo, así que después de darme una ducha un poco mas larga de lo normal, me tumbo en mi cama esperando que llegue el sueño. En lugar de él, llega a mi mente el momento del "accidente". ¿Por qué cojones no me puedo quitar a ese imbécil de la cabeza?
Probablemente no lo vea más, pero no dejo de pensar en ese capullo castaño y de ojos verdes, hasta que gana el sueño...
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Y El Cielo Cayó Cuando Te Sentaste A Mi Lado.
Teen FictionLas mejores historias surgen por accidente.