- Eh...Si.. Estoy- le pegué un manotazo a James que no paraba de subir y bajar su mano por mi pierna.- Enferma, me encuentro fatal.- James hundió su boca en mi cuello. Mierda.- Eh..Si... Claro.- ¿Enferma? Yo te veo... Bastante bien.- me dice James.
- Vale, entonces me levantaré y me iré a trabajar en vez de quedarme aquí contigo.
Me tapé con la sábana y me levanté pero antes de llegar a la puerta siento sus manos en mis caderas y en segundos estaba colgada en su hombro.
- ¡Bájame capullo!- le pegada palmadas en el trasero pero ni se inmutaba.
Me bajó, pero como estábamos muy cerca de la cama, tropecé y caí encima de ella. James aprovechó eso y quedé atrapada bajo el.
- James, me voy a trabajar.
- No.- decia en mi cuello.- estás enferma.- sube la mano por mi estómago.- Hay que cuidarte...
Y me perdí. Puto James, sabe lo que hace.
***
Menudo día el de hoy, con diferencia el mejor de las últimas semanas. La mentira me salió bien, mas, mañana tendría que hacer turno doble y la verdad, mereció la pena.
Cuando James por fin se dignó a dejarme salir de la cama, me dí un baño impresionante y nos tiramos al sillón a ver por 837262837 vez, su peli de muertos favorita.
- Como está noche no pueda dormir, morirás.- le advierto.
Tantas veces que habíamos visto esa peli y aun me daba miedo.
- Si esta noche no puedes dormir, me despiertas y yo te entretengo.- me mira pervertido.
- ¡Salido de... Caca!
- Es tu culpa.- me dice.
*Viernes, hora de comer*
Habia quedado con Marta despues de las clases para ir a comer, me habia estado llamándome pero obviamente no podia contestar.
- Tia, te estuve llamando todo el día ¿Donde mierda estabas?- me regaña.
- Bueno...- me sonrojo.- estaba ocupada.
- ¿Te acabas de poner roja, Jessica? ¿Que has hecho?
- No me llames Jessica, zorra... Estaba.- redoble en la mesa *trrrrrr*- Con James.
- ¡¿Que?! ¡¿Y me lo dices ahora?! Que fuerte... Bueno, supongo que lo habeis arreglado ¿No?
- Si.- doy palmitas como una niña pequeña.- Es tan flcbxkjkfkdk lo adoro.
Mientras terminamos de comer, Marta no para de hacerme sonrojar, suponiendo como habia sido la reconciliación.
De repente, Marta se calló.
- Girate, despacio, disimula.- me pide.- Mira quienes están ahí.
Me giré y... Mierda. Ana y Adrián ¿Enserio? ¿No habia mas bares en esta puñetera ciudad?
- Escucha, Mara me ha contado que se siguen viendo y que hay algun rollo raro entre ellos, dice que Adrián le dice "plim" y ella salta...
- Osea que ella hace lo que él quiere.- Que extraño.
- Exacto.
- No sé, ya se apañarán. A mi con que me dejen en paz... Me sobra.
Terminamos de comer y nos fuimos al cine, si, nos pelamos las clases de la tarde. Somos una rebeldes.
Cuando llegamos al cine, reafirmé mi mala suerte o mi mal karma. Ahí estaban las dos zorrupias que nos encontremos el otro día...
- Que vienen... Que vienen...- se reia Marta.
- Vosotras.- nos llamó la oxigenada.
- ¿Que quieres?
- Creo que os debemos algo.- nos dijo la otra.
Y ahí sentimos caer sus refrescos por toda la espalda.
- Y por cierto.- se reia la estúpida oxigenada.- Gracias por el ofrecimiento, pero ya hemos conseguido los números de esos buenorros.
- ¡Hija de perra!- gritó marta y se avalanzó sobre ella.
La otra ya estaba por coger a Marta, pero ahí entré yo, la cogí del pelo y la tiré al suelo. Ellas gritaban e intentaban quitarse pero no podian, hasta que llegaron los guardas de seguridad... Mierda.
- Venid con nosotros.- nos pidieron.
- ¡Empezaron ellas!- gritaba Marta mientras las otras reian.
- Os llevaremos al calabozo unas horitas, hasta que os calmeis.
- ¡¿Que?!- dijimos las dos a la vez.
Madre mia...
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Y El Cielo Cayó Cuando Te Sentaste A Mi Lado.
Teen FictionLas mejores historias surgen por accidente.