Al despertar de lo que se sintieron como años de sueño, Connor sintió todo menos ganas de levantarse y enfrentar lo que le esperaba.
¿Qué importaba el hecho de qué él y sus amigos hubieran estado apunto de morir? Ya no había nada que perder para él. Había dado lo mejor de sí mismo y...
—Ya era tiempo que despertaras —fue Amaris la que habló primero—. Me preocupé mucho. Zedric dijo que sería pronto, pero...
—Estoy bien —contestó Connor. Miró por toda la habitación, notando que casi todos sus amigos estaban ahí, esperando que despertara.
Vió a Skrain, sentado en la esquina más lejana de la habitación junto a Piperina. A Alannah, que estaba cercana a la puerta y a Suzzet, que estaba sentada al lado de él.
Pero, notó, faltaban Zedric y Nathan.
—Pasaron la prueba —la siguiente en hablar fue Suzzet, que parecía bastante impresionada y estaba tan cerca que podía oler su perfume con olor a vainilla—. No de una forma normal, pero fue gracias a tí. Felicidades.
—Gracias —contestó él.
—Para todo esto... —Piperina carraspeó, de seguro sentía la tensión en el ambiente y, como siempre, estaba intentando minimizarla—. ¿En qué te convertiste? Sentí el alivio de tú canto, y recuerdo muchos colores, pero aquel animal, lo que haya sido...
—Se convirtió en un akheladrh, una bestia tan antigua como nuestra civilización. Ustedes lucharon contra su némesis, la andruida, un dragón oscuro que se alimenta de la debilidad y que te muestra la parte más dura de tú pasado. Por su parte, el akheladrh es un sanador. Cura, revitaliza, da vida. Es por eso que la andruida huye de él. ¿Cómo supiste en qué convertirte? —preguntó.
Connor carraspeó. Se sentía raro impresionar a Suzzet, pero seguía siendo agradable porque, de alguna manera, lo miraba de forma distinta. Como si ahora lo tomara en serio.
—Instinto. Mi padre dice que tenemos un lado animal que se guía por el instinto, que sí escuchamos claramente lo que nos quiere decir podemos conseguir exactamente lo que nos dará la victoria.
—Fue algo útil —explicó ella—. Generalmente la bestia juega con sus víctimas, las tortura hasta que mueren o logran sanar por sí mismas. Nunca nadie logra derrotarla. Esto asustó más a los elfos mayores por lo que puede significar. Un cambio de poderes.
—Para esto... —Connor intentó cambiar de tema— ¿Cuánto tiempo llevo dormido? Las cosas se sienten distintas, Zedric y Nathan no están y...
—Que hayamos ganado significa más de lo que piensas —respondió Amaris—. Los elfos mandarán a su ejército a resguardar las puertas de la muerte, y lucharán si es necesario contra el ejército de muertos Crouss que quiere atravesarlas, pero, cuando llegue el invierno, serán dos ejércitos contra los que luchar.
—Entonces, ellos, Zedric y Nathan...
—Fueron hasta su reino. Tratarán de convencer al rey Amón, de hacerle saber lo mucho que se necesitan refuerzos —siguió explicando Amaris. Suzzet le siguió, con palabras duras:
—El rey de los elfos ha mandado su ejército, sí, y defenderá las puertas de la muerte de los Crouss mientras pueda hacerlo. Si tan sólo llega a verse en desventaja, usará a todos los artesanos con poderes del espacio y nuestro ejército se resguardará aquí, hasta que lleguen por su propio pie a nuestro pueblo.
—Eso quiere decir que romperá su promesa —dijo Skrain burlonamente. Suzzet rodó los ojos, pero no dijo nada.
—Eso quiere decir que, aunque hemos demostrado ser fuertes, los elfos no se arriesgarán a perderlo todo —la que contestó fue Amaris, sabiendo muchas cosas como siempre—. Hay todo un planeta que proteger, pero también son una raza y no dejarán que los derroten como no lo han dejado suceder en toda su existencia.
ESTÁS LEYENDO
Ecos de sol.
FantasySer un líder es difícil. Drena todo de tí, te lleva hasta el punto más crítico de la existencia. Zedric no quiere serlo. No quiere gobernar a un reino que desconoce, no quiere luchar contra una enemiga conocida. Sólo quiere ser libre, e intentará...