Capítulo 46. «Visiones de un acuerdo»

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Dos semanas. Dos semanas y el invierno estaría sobre ellos. No había señales de Zara por ninguna parte, nada, ni de cerca.

—Siento que no sé nada. Estoy tratando de ser la mejor Erys que puede haber, pero...

—Silencio —detuvo Skrain a Piperina, irritado—. No puedes saberlo todo desde el principio, además...

—No lo has explotado como podrías hacerlo —ahora interrumpió Nathan desde las alturas. Venía montado en Lindo, el dragón que constantemente cambiaba de color de acuerdo a la persona que lo utilizara. En aquel momento era negro, sus ojos azules reflejaban una magia que a Piperina le cortó la respiración—. La tierra no es sólo tierra. Hay lava, plantas, vida oculta que podrías utilizar a tú favor.

—Estás aquí —Skrain entrecerró los ojos—. ¿Has venido con el ejército que prometiste? ¿Dónde está Zedric?

—No. Zedric... —suspiró— Viene en camino.

Su rostro cambió dramáticamente cuando escuchó hablar de él.

—¿Qué pasó? —preguntó Skrain sin vacilar. De nuevo estaban comenzando a retarse, cosa que hizo que Piperina rodara los ojos con desaprobación.

Nathan cerró los ojos y, antes de que Piperina lo notara, ya no estaba en aquel lugar.

☀️☀️☀️

—Les mostraré todo tal cual sucedió —dijo Nathan con lucidez. Proyectando en sus mentes una escena bastante agitada.

Había un gran escenario frente a él, con unas doscientas personas esparcidas en la explanada y gritando como locas.

—¡Queremos verlo! —musitaban, llenos de energía— ¡El príncipe Zedric no puede esconderse más!

Gritaban al unísono, parecía una manifestación que ya llevaba tiempo, días por lo organizados que todos parecían.

—¿Cómo es que puedes mostrarnos esto? —farfulló Skrain con incredulidad—. Nunca fuiste tan...

—¿Poderoso? No estoy ni cerca del poder que Zedric tiene. Además, hasta Piperina es capaz de mostrar recuerdos mediante la conexión de poderes. Así pues, sólo vean.

—¡Ciudadanos del Reino Sol! —una voz resonó por todas partes, era Zedric, pero parecía que su voz no sólo se escuchaba hasta la parte más lejana de la explanada, sino que se sentía, como si estuviera en la mente de Nathan y de todos los presentes— Lamento haberme marchado. Tenía problemas que resolver, (nuevamente), pero ya estoy aquí.

El público se quedó en absoluto silencio, anonadado por la luminosidad y poder que emanaba de él.

—¿Qué problemas fue a resolver? —preguntó un niño entre la multitud. Vestía elegantemente y no parecía particularmente asustado por hablar frente a tanta gente. Seguro era miembro de alguna casa importante.

Zedric sonrió. Esperaba que el niño preguntara aquello.

—Zara es poderosa y todos estamos al tanto de eso. Su siguiente movimiento está apunto de suceder, yo fui muy lejos para averiguarlo, y lo conseguí.

—¿Realmente quieres qué creamos esto? —preguntó Calum con excepticismo, molesto—. Sí realmente tuvieras fé en tú pueblo no te hubieras marchado. Tienes una obligación aquí, con ellos, y a menos que tengas pruebas de una nueva amenaza aparente no puedes decir nada, absolutamente nada, que te quite de tú culpabilidad por no tomar en serio las elecciones reales.

Ecos de sol.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora