|07|Refresco

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#DIEZ#

Odiaba con todas mis ganas el primer día de clases. No lo sé, me pongo nervioso y siento que nadie querrá hablar conmigo. Pero como siempre tenía que fingir que todo en mi vida era perfecto.

-Hijo, ponte junto a tu hermanito para sacárles la foto.

Lo típico de cada año. Sonreí acomodando mis gafas y para cuando el flash hizo su efecto procedí a terminar de comerme el platillo de cereales.

-¿Papá irá a dejarnos? -Pregunté. Mamá puso su típica mueca cuando hablábamos de él y comprendí que era un no-, Está bien, yo puedo llevar a Ivar a su colegio.

Dígamos que papá era un caso complicado. A veces estaba en casa y otras veces no. Pero nunca daba explicaciones de a donde iba, y pese a que mamá sabía lo que pasaba, nunca nos decía nada.

Ivar estaba ansioso porque sería su primer día de clases en un colegio nuevo. Yo por mi lado estaba aburrido de ver a las mismas personas todos los años, aunque había una pequeña excepción solo porque me hacía reír mucho.

Llegué al colegio con diez minutos de retraso, todo parecía ser igual que cada año pero aún así mi estómago estaba completamente revuelto. Me senté junto a Camila la primera hora mientras que mi mente navegaba en la pequeña conversación que había tenido con Seven...

¡Esa chica es increíble! Y creo que todo el revoltijo que tengo en mi estómago es por ella. ¿Será que solo a mi se me ocurre enamorarme por internet? Los tiempos cambian mucho, ni siquiera me podría imaginar como habrá sido el enamorarse hace treinta años atrás.

-¡Oye! -Gritó Camila-, Ya se terminó la clase y no has puesto atención, ¿te pasa algo?

-Estoy bien.

El estar enamorado y el estar triste son dos estados a los que se responde con un "estoy bien". No nos gusta confesar nuestras desgracias, porque en ambas estamos vulnerables.

-¿Estás seguro de eso? Sabes que puedes contar conmigo.

-De verdad estoy bien -Vi como todos a mi alrededor guardaban sus cosas para salir al recreo, y luego regresé mi mirada a los ojos café de Camila-, ¿Cómo te ha ido en tus vacaciones?

-Generalmente bien, fui a Disneylandia este año, es un lugar asombroso.

-Eso es genial -Le sonreí-, Yo lo único bueno que hice fue mirar películas y comer como si me pagaran por hacerlo.

-Con razón se te nota con las mejillas más rellenas.

¿Qué fetiche se traían algunas personas con el físico? Yo apenas me doy cuenta de cuando me crece el cabello y tengo que cortarlo.

Salí a comprarme un refresco en los cinco minutos restantes y le sonreí a unas diez personas en el camino, un saludo en modo "amistoso", lo cual era sumamente extraño. ¿Han tenido de esas amistades que se basan en solo conocer a la persona pero no se hablan más que de lo superficial?

-¡¡¡Amigo!!! -Ese grito, o más bien chillido, era de Ashley. Una compañera de curso algo... irritable. Pero al fin y al cabo era una buena persona, amistosa, en exceso-, Te extrañé tanto.

-Hola, Ashley -Le sonreí. Solo saludaba a las personas con sonrisas, porque no me gustaba sentir el contacto corporal. El sudor y las bacterias que saltaban con un simple beso en la mejilla me causaban nervios.

-¡Qué bueno que te veo! Estuve buscándote esta mañana en donde nos vemos todos los años pero no te encontré y después Marla me dijo que llegaste tarde y te sentaste con Camila.

-Así es, tuve que dejar a Ivar en el colegio y se me hizo tarde.

-¡Qué mal! Estaba todo el grupo esperándote.

El grupo... la verdad es que aquel grupo ya no me causaba el mismo interés que hace unos años. Además de que éramos denominados "los peces gordos" por todos aquí en el colegio, dado que decían que nos comíamos a todos los vulnerables para ponernos encima de la cadena alimenticia. Era una bobería.

Dejé de agitar mi refresco algo abrumado y sin poner atención en mis acciones, abrí enojado la bebida y esta saltó con mucha espuma sobre Ashley que estaba justo al frente de mí.

Ups...

Yo Te ConozcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora