|49|Merecer

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#SEVEN#

Sábado

-¿Cómo que se ha ido? -Cuestionó Wally abrumado.

-Anoche cuando llegó, lo vi empacar su ropa, creí que estaría ordenando o algo así, pero esta mañana fui a despertarlo y no estaba...

Ivar se giró a verme, con los ojos llorosos y decaídos. Algo se encendió en ellos en un segundo, como si me hubiera reconocido sin nunca antes haberme visto.

-Gina... -Suspiró con melancolía-, Mi hermano... él...

-Tranquilo -Le pedí y me acerqué hasta él-, ¿Sabes dónde está?

-No -Arrugó su cara sin poder soportarlo, y al tenerme de frente, se tiró a mis brazos-, No quiero que se vaya. No quiero que me deje.

-Él volverá -Le aseguré correspondiendo a su abrazo, aunque por dentro estaba sintiendo el mismo miedo que él.

-Llamaré a la familia -Dijo Wally antes de tomar su celular y comenzar a llamar.

Domingo

Fui temprano a casa de Rusher, pero Wally me dijo que aún no regresaba. Tenía miedo de lo que le pudiera pasar estando a solas, así que salí a buscarlo en casa de sus amigos.

Al primer lugar al que fui, fue con Federico, dado que vivía cerca de mi casa, pero cuando golpeé a su puerta, salió un anciano a recibirme y me dijo que Federico no se encontraba allí.

La otra casa que conocía y que quedaba cerca, era la de Camila. Tomé otro colectivo y llegué a una bella mansión en el barrio alto de la ciudad. Una empleada me atendió, y luego entró para avisarle a Camila de mi llegada.

-¿Gina? -Preguntó desconcertada-, ¿Qué haces aquí un domingo por la mañana?

-¿Está Rusher contigo? ¿Has sabido algo de él en las últimas horas? No tengo mi celular y no tengo forma de preguntarle a alguien...

-Mandaré un mensaje por el grupo -Entró a su casa a buscar un abrigo, y luego salió cerrando la reja para acompañarme-, ¿Qué ha pasado con él?

-Se ha ido de su casa -Cubrí mi cara intentando mantenerme fuerte-, Son... muchas cosas. No lo entenderías. Pero Rusher no está bien.

-¿Y cuándo lo ha estado?

Le pidió a uno de sus hermanos que nos fuera a dejar a casa de Amori. De primero no le sentó bien teniendo en cuenta lo que había ocurrido entre él y su hermana, pero luego tomó las llaves del auto y nos autorizó a subir.

Amori vivía en un departamento en el centro de la ciudad. Cuando golpeamos a su puerta se quedó pasmado, especialmente mirando a Camila. Le expliqué la situación, y después de asegurarnos de que no estuviera escondiendo a su mejor amigo en el departamento, nos fuimos.

-¿Puedo ayudarlas a buscar?

-Tú no irás cerca de mi hermana -Le amenazó Aaron, y Camila le recriminó.

-Claro, sube.

Fuimos a casa de Ashley también, aunque tampoco obtuvimos éxito. Dijo que había recibido el mensaje, y que ante cualquier noticia que tuviera de él, nos avisaría.

-¡Oliver! -Golpeé a su puerta con fuerzas-, ¡Oliver!

-¿Que pasó? -Preguntó saliendo de casa todo desarmado y medio dormido-, ¿Qué hacen aquí?

-Rusher se ha ido de casa.

-¿Y yo qué culpa tengo? -Terminó de restregar sus ojos, y nos miró a los cuatro muy confundido-, ¿Sigo soñando?

Yo Te ConozcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora