|46|Sufrimiento

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#DIEZ#

Desperté una hora antes de lo acostumbrado, porque tenía cosas por hacer. Salí de casa sigilosamente y tomé un colectivo hasta el orfanato de la ciudad.

No quise golpear a la puerta, porque la vez que hice eso una señora grande y maciza amenazó con echarme a los perros. Así que me quedé ahí esperando a Federico unos cuantos minutos. Estaban por ser las siete y él suele salir a esa hora para llegar bien al colegio. Se tiene que ir caminando porque ni siquiera tiene dinero para el pasaje.

Necesitaba hablar con él por todo lo que había pasado con Gina. Sé que él es impulsivo, pero no me cabe en la cabeza que haya robado su celular y luego haya publicado sus cosas con el fin de humillarla. Él es cruel, pero sé que no a ese nivel.

Conozco a Federico desde pre-kinder, cuando Gina nos presentó. Siempre fue un chico agresivo y de mal carácter, que no se dejaba pisotear por nadie. En séptimo básico nos hicimos inseparables, él hizo que yo me volviera lo que soy. Dijo que si era el más cabrón, entonces nadie podría herirme.

-Hola -Saludé cuando lo vi salir-, ¿Podemos hablar?

-¿De qué? -Cerró la puerta y pasó caminando por mi lado esperando a que lo siguiera-, ¿Vienes a defender a Gina otra vez?

-Sí -Lo miré en todo momento, pero él mantenía su mirada fija en el camino-, No entiendo por qué lo has hecho. La regla de Gina ya no existe y...

-¿Crees que molestaba a Gina todos estos años solo por esa estúpida regla? Molesto a Gina, porque eso es lo que nos hace ser peces gordos. Su miseria es nuestra gloria.

-Ya no es así, Feder -Me quedé quieto y él se giró a verme-, Ya pasó el tiempo en que tratábamos mal a todo el mundo. No quiero que nos recuerden así.

-Eso es todo lo que soy -Levantó sus hombros desinteresado-, Pero es algo que tú no entenderías.

Federico había vivido en aquel orfanato toda su vida. Sufrió abusos de parte de las personas encargadas de cuidarlo, y sus compañeros lo siguen molestando a diario. Después de clases se va a trabajar en una tienda automotriz cargando cosas de un lado a otro, y los fines de semana se encarga de hacer el aseo en la casa de un anciano que vive solo, el mismo  quien le presta su casa para las fiestas y le da un buen sueldo, ¿y todo para qué? Para que al llegar a casa tenga que donar la mitad de todo a los dueños del orfanato, y si tiene suerte, la otra mitad no se la roban sus compañeros de cuarto.

-Sí te entiendo, Feder. Sé todo por lo que has pasado, pero eso no te da el derecho de seguir abusando de personas que no te han hecho nada.

-¿Crees que Gina no me ha hecho nada? ¡Te enamoraste de ella! Estás dispuesto a abandonar el grupo, a mí, y todo lo que has conseguido.

Me quedé callado, porque era cierto. Federico tenía miedo de quedarse sin nada. Había sido de vuelto por dos familias cuando era muy niño, y a sus diecisiete años ya nadie querría adoptarlo. Ahora estaba por las suyas, sin familia, sin hogar, y sin dinero. Si nos perdía a nosotros, entonces se quedaría sin nada.

-Podemos seguir siendo amigos, pero tienes que cambiar.

-Ustedes no podrían entenderlo -Soltó una risa fingida y sus ojos se llenaron de lagrimas-, Ustedes son los perfectos, los favoritos. Rusher es el rey del grupo, el más astuto. Amori es una monada, que pese a los mil errores que ha cometido lo siguen queriendo. Y Oliver es el chico perfecto que todos desean ser. ¿En dónde quedo yo? No soy nadie, nunca he sido nadie.

-Eres mi amigo -Toqué su hombro, pero él se alejó.

-Cuando se formó el grupo, fue la primera vez que me sentí querido, que sentí que había encontrado mi lugar en el mundo. Ustedes son todo lo que tengo, ¿entiendes lo que eso significa? Ocupo un lugar que muchos quisieran tener, y haré todo lo posible para que no se acabe.

Yo Te ConozcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora