|37|Lluvia

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#SEVEN#

@Seven: ¿Por qué te disculpas?

¿Por qué más se disculparía, Gina? ¡Es porque te engañó! Aceptó tu citación y se besó con otra después de decirte que estaba enamorado de ti.

Y mi madre como siempre tenía la razón. Nunca nadie me iba a querer de verdad, nunca nadie me iba a querer lo suficiente como para quedarse conmigo.

Me quedé en el paradero lloriqueando. Hacía frío, y cada cierto tiempo caían gotas. El microbús se me había pasado muchísimas veces, y cada vez que lo hacía, se detenía para que yo pudiera subir, pero yo no quería irme. Me sentía muy débil como para volver a casa, necesitaba mi tiempo a solas. Mi celular se había apagado, pero eso tampoco me importaba en lo más mínimo.

Estaba muy acostumbrada a estar sola, aunque aquella soledad fuera excesiva y destructiva, yo sentía que ya estaba demasiado rota como para romperme un poco más.

Sentí a alguien pararse frente a mí, mi mirada quedó fija en sus zapatos, la calle estaba empapada, pero él parecía estar seco.

La lluvia se había detenido hace menos de un minuto, y el chico frente a mí andaba cargando un paraguas. Inteligente, muy inteligente.

Cuando Rusher se dio cuenta de que no pensaba levantar la cabeza, él se hincó para buscar mi mirada, y la tímida sonrisa en su rostro se borró apenas me vio.

-Estoy seguro que tus mejillas no están mojadas solo por la lluvia.

Su mano fue a mi mejilla, y en un gesto tierno, me acarició. Yo cerré los ojos ante su tacto. Llevaba alrededor de una hora lloviendo, y en todo ese tiempo me había quedado quieta en mi lugar sin nada que cubriera mi cabeza. Estaba más empapada que las calles.

-Y también estoy seguro de que te dará un resfriado terrible.

Rusher se puso de pie, dejó su paraguas a un lado, y se quitó el abrigo de lana que traía puesto. No esperó a que yo dijera o hiciera algo, si no que simplemente me quitó mi chaqueta mojada y me puso su abrigo dejando de lado mis quejas.

-¿Te han comido la lengua los ratones?

-¿Por qué eres tan bruto? -Cuestioné mirándolo a los ojos. Rusher se había quedado con apenas una playera veraniega puesta-, Te dará frío.

-No me importa -Sus cachetes se inflaron, como siempre hacía cuando estaba nervioso-, ¿Cuánto tiempo llevas aquí?

-El suficiente como para que me encontraras -Sonreí sin gracia, pero él de igual modo se sonrojo-, Lo haces con mucha facilidad.

-¿Qué cosa?

-Sonrojarte -Puse mi mano en su mejilla, y sentí la calidez de esta. Era tan tierno a su manera, que me daba tristeza que fuera él.

-Soy un chico muy fácil -Dijo con simpleza.

El cielo soltó un trueno que nos hizo sobre saltar a ambos. Nos miramos, y luego sonreímos. Empezaron a caer gotas nuevamente y para evitar que siguiera mojándome, Rusher me tomó de la mano y me puso de pie de solo un tiro.

-¿Qué haces aquí, Rusher?

-Estuve esperando a alguien pero mi celular se apagó y al parecer me dejó plantado.

-A veces es mejor que alguien te deje plantado a tener que verlo de una forma que no esperabas.

-¿Por qué lo dices? -Preguntó.

-Por muchas cosas -Resoplé como si aquello no fuera importante.

El sonido de las gotas cayendo sobre el paraguas me causó mucha curiosidad por lo que miré hacia arriba. Era un bonito espectáculo.

Yo Te ConozcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora