|32|Muy tonto

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#DIEZ#

Le envié el mensaje a seven y seguí mirando la escena. Gina se veía tan bonita ese día, con su cabello corto y ondeado, con sus pecas resaltando aún más en el sol, y sus ojos pardos mirando ilusionada a Amori.

Podía ver en su mirada que ella estaba empezando a sentir algo por él, algo que quizás nunca pueda sentir por mí. Pero, ¿cómo culparla? Si el tonto de Amori era todo un galán, sabía como llegar al corazón de las chicas con facilidad, y cuando alguien le gustaba no se daba por vencido.

Amori no era como yo.

Amori era un tonto muy tonto, pero nunca sería el rey de ellos.

-¿Creen que a Amori le guste la perdedora de Gina?

-Gina no es ninguna perdedora.

-¿Te gusta a ti también? -Cuestionó Federico. Yo me mantuve al margen de aquella conversación, aún absorbido por la cercanía que mantenían el gran amor de mi vida y Amori.

-Gina es una buena persona y todos en este colegio deberían de conocerla y dejar de humillarla por un estúpido rumor de hace años. Incluso nosotros deberíamos hacerlo.

-Te recuerdo que nuestro grupo y nuestra popularidad se formó gracias a eso -Federico se puso de pie enfadado por el tema-, No vamos a cambiar nada.

Había clase de natación después de almuerzo, así que me fui junto a los chicos hacia las piscinas. Los tres callados e incómodos. Todos con su propia opinión al respecto, y la mía muy lejos de ser lo que era en un principio.

Nos cambiamos de ropa y nos tiramos a nadar mientras esperábamos al entrenador.

¿Seven habrá sospechado de Amori? Espero que no. Acabo de caer en cuenta de que le dije a una chica que soy otra persona. ¿Por qué lo hice? Por los sentimientos del momento, porque en esos momentos realmente me hubiera gustado ser Amori. Me hubiera gustado tener a Gina frente a frente y sin estar discutiendo.

Me gustaría que Gina me mire como lo hace con él.

-Pero miren a quien tenemos aquí -Dijo Federico alzando la voz. Se había salido de la piscina solo para acercarse a Amori-, ¿Ya se te pegó la peste?

-Claro que no -Respondió él agachando la cabeza algo avergonzado.

-¿Será que te gusta esa perdedora? -Federico lo señaló con el dedo burlesco y todos los demás le acompañaron con risas.

-No es cierto, es ella quien se acerca a mí.

Me salí de la piscina también, sigiloso pero decidido a lo que iba a hacer.

-¿Gina la apestosa se atrevió a fijarse en Amori? -Federico se dio la vuelta mirando a todo el grupo-, Merece un castigo, ¿juguemos con ella? Propongo destruirle el corazón.

-Esa no tiene corazón -Comentó André riendo-, Y menos tiene cabeza, está a punto de repetir.

-¿Y si la ayudamos a repetir?

-Le haríamos un gran favor. Quizás se hunda en su cueva y al fin nadie más tendrá que ver su asquerosa cara.

-Ni su dientes chuecos.

-Ni su vello facial de mujer lobo.

-¡Cállense de una vez! -Les grité.

-Otra vez defendiendo al adefesio -Respondió Federico con una pose desafiante.

-¡No hables así de ella! -Le reté yo. Todos me miraron sorprendidos pero la verdad es que ya estaba cansado de todo eso-, Desde ahora en adelante van a tratar a Gina como tratan a cualquier otra persona, la regla de "no te acerques a Gina porque es contagiosa", es una basura y se irá a la basura. ¿Entendido?

Yo Te ConozcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora