#SEVEN#
Solo había una persona en el mundo que me llamaba de ese modo y era la misma persona que suplicaba que por favor no fuera.
-Y después de habernos juntado, nos volvimos a encontrar, ¿recuerdas? -Diez soltó una risa pero sin estar feliz. Sentí dolor, y una lagrima corrió por mi mejilla-, Estabas triste y te hice bailar conmigo, y hasta te dediqué una canción sin que te dieras cuenta.
La letra de la canción de Rusher resonó en mi cabeza y unió los cables con la descripción que diez había puesto. Lo estaba entendiendo todo...
-¿Puedes enamorarte de mí? -Solté, con una profunda tristeza.
-Eres lo único que necesito. ¿Puedo enamorarme de ti otra vez? -Cantó mientras que se paraba justo al frente de mí-, Quizás nunca dejé de estarlo. Quizás estoy enamorado de ti desde que te conocí.
Rusher me sostuvo la mirada lo suficiente hasta que yo por fin asimilara lo ocurrido. Él era diez, él era el chico que me gustaba, él era el chico que había estado buscando todo este tiempo. No había otra opción, Rusher McCarthy era diez y lamentablemente, esta vez no me había equivocado.
-No me mires así, Gina.
-¿Por qué de todas las personas en el mundo tenías que ser tú?
Me di la vuelta y salí corriendo. No podía enfrentar a Rusher, no podía siquiera darle un sentido. ¿Por qué tenía que ser él? Después de tantos años que me pasé intentando buscar a alguien que me hiciera olvidarlo, me vuelvo a encontrar con él. Siempre es Rusher, siempre es él.
No quedaba nadie más, hasta Oliver se había ido. Tomé mis cosas que estaban en las gradas tan rápido como pude, pero Rusher fue aún más rápido y me alcanzó cuando iba corriendo por la cancha.
-No puedes irte, seven, tenemos mucho de qué hablar.
-¿De qué podríamos hablar tú y yo? ¿De que me volviste a ver la cara de tonta todo este tiempo? ¿Acaso siempre supiste que tu tonta Gina era Seven?
-No, no, eso lo supe con el tiempo. Cuando supe que seven estudiaba conmigo, tú fuiste la primera que se me vino a la cabeza. Cuando me junté con seven por primera vez, solo podía pensar que tú estabas debajo de ese disfraz. Solo tú escribirías de esa forma, solo tú odiarías con esa intensidad.
-¿Y por qué no me lo dijiste? ¿Por qué esperaste a que yo me fijara en ti para revelarme que eres la misma persona que me ha hecho tanto daño?
-Porque necesitaba demostrarte que he cambiado, para que así no te alejaras. Necesitaba que vieras que soy distinto, que puedo ser mejor por ti. Estoy dispuesto a todo, ¿entiendes?
-¿Con qué cara te atreves a decir eso? Te besaste con Camila el día de ayer.
-No se quien te haya dicho eso, pero no es cierto.
-¿Y cómo creerle a un mentiroso?
-¿Fue tu madre? Vuelve a preguntarle y sabrás la verdad. -Lo dijo con tanta seguridad, que hasta yo me atreví a dudar-, No deberías creer en ella, no es buena para tu vida y no sabe quererte.
-¿Y acaso tú sí? -Solté una risa con ironía-, Dices estar profundamente enamorado de mí, pero, ¿quieres saber lo que yo siento por ti? ¿realmente lo quieres saber?
Rusher dio un paso hacia atrás sintiéndose amenazado por mi cercanía. Su cara estaba con una fuerte coloración rojiza y los latidos de su corazón eran claros en medio de todo el silencio que había quedado.
-No creo que pueda soportarlo -Respondió luego de un rato-, Sé que me odias pero no sé cuanto. Pero no quiero saberlo, eso destruiría mi corazón y no podría soportar la idea de que nunca podrás sentir lo que yo siento por ti.
¿Destruir su corazón? ¿Acaso me estaba incitando?
-Si hiciera una lista de las personas que mas odio en mi vida, tú irías primero. Porque hubiera soportado el dolor del abandono de mi madre y no haber conocido nunca a mi padre, si al menos hubiera tenido con quien compartirlo. Si tan solo hubiera tenido un hombro sobre el cual llorar. Pero gracias a ti y a tu egoísmo no tuve a nadie en todos estos años, mientras que tu tenías siempre a alguien para que te dijera que todo iba a estar bien. Tuviste amigos de sobra y ni siquiera los querías.
-Solo te necesitaba a ti.
-¡Y yo a ti! -Grité exasperada dejando que las lagrimas salieran-, Pero lo arruinaste, Rusher. Y no puedes venir a decirme que lo lamentas luego de cuatro años. Es demasiado tarde.
Ambos guardamos silencio, pero esta vez no intenté huir. Tuve la necesidad de quedarme ahí, inmóvil, y con la esperanza de que me dijera todo lo que callaba. Pero quizás la honestidad era demasiado para él.
Rusher también tenía lagrimas en su cara, aunque sabía que intentaba hacerse el fuerte. Estaba mordiendo su labio inferior, y cuando dejó de hacerlo, quedaron rastros de sangre en él.
¿Ese era diez? Claro, ahí estaba el chico del metro ochenta. El que fingía ser otra persona y quien me decía cada día que estaba enamorado de una chica a la que le había roto el corazón. Rusher estaba destrozado por dentro, y diez era el único que podía expresar eso. Pero aunque lo quisiera, él sabía que no iba a cambiar, no del todo. Y por eso me pidió que me alejara, pero no le hice caso, porque soy más tonta que él.
Estábamos parados frente a frente, enojados con nosotros mismos y llorando por el otro. Estábamos igual de destrozados.
Y yo lo sabía, yo conocía su dolor. Y por eso también lo odiaba tanto, siempre me vi reflejada en él. Éramos los dos muy ingenuos cuando nos conocíamos, y ahora, estábamos peor.
-Dime que soy yo en tu vida -Pedí.
-¿Conoces el significado del ying y el yang? -Claro, las mismas palabras de Amori.
-En todo lo malo hay algo bueno, y en todo lo bueno algo malo.
-Tú eres todo lo bueno en mi vida, Gina. Eres la luz en mi oscuridad. Y eres lo único en mi cabeza siempre que estoy mal.
-Boberías, Rusher, boberías.
Rusher se acercó a mí lo suficiente como para que tan solo abriera mis brazos y le diera un abrazo. Pero no podía, eso me dolía.
-¿No me crees?
-¿Cómo podría? Te la has pasado riéndote en mi cara todos estos años junto a tus amigotes, ¿y ahora quieres que te crea la patraña de que soy todo lo bueno que le ha pasado a tu perfecta vida?
-Tú me conoces mejor que nadie, sabes que mi vida nunca ha sido perfecta.
-Yo no te conozco, Rusher. Lo único que sé de ti es lo mismo que saben todos, esa mentira que construiste sin importarte a quien pasabas a llevar.
-Pero sigo siendo yo.
-El Rusher que construiste es uno soberbio y dictador, que le importa bien poco los sentimientos ajenos y el dolor que causa en los demás, uno que sonríe las veinticuatro horas del día y que goza de estar rodeado de muchas personas. Y el Rusher que yo conocía no era así, aquel era un chico lindo, que sabía como tratar a los demás y que hubiera arriesgado su propia vida solo para que alguien pudiera sonreír.
-Te quiero, Gina.
Yo cerré los ojos sintiendo el peso de lo que el querer a alguien significaba y le negué reiteradas veces con un movimiento de cabeza.
-Eras listo, eras atractivo, eras amable y humilde, eras todo lo que a mi me gustaba. Pero ya no. Cuando teníamos doce años hicimos la promesa de que no querríamos a las personas que nos hicieran daño.
Lo recuerdo, porque en ese momento los padres de Rusher se habían separado y mi madre había pasado a verme a la casa bajo el consumo del alcohol, y terminó rompiéndome la nariz. Cuando Rusher me vio nos pusimos a llorar y nos hicimos esa promesa.
Nunca quieras a alguien que te haga daño.
Y cuando Rusher hizo lo que hizo, yo me prometí algo;
Nunca, pero nunca, quieras a Rusher.
-Entonces no me quieras, Gina, ámame.
. .
¿Quedó claro eso?
Nunca, pero nunca, quieran a Rusher.
¿Alguien ha fallado?
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Yo Te Conozco
RomanceSomos el resultado de la internet. Y así mismo como todo pasa en nuestras pantallas, también nos enamoramos. A seven le gusta postear sus pensamientos desde el anonimato. Y diez es el mayor fan de seven, tanto así que se ha enamorado. ¿Que pasará cu...